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Walesa disuelve el Parlamento polaco y rechaza la dimisión del Gobierno

El presidiente polaco, Lech Walesa, anuncio ayer su decisión de disolver el Parlamento al tiempo que rechazaba la dimisión del Gobierno, que preside Hanna Suchocka, y que había perdido la votación de confianza el viernes pasado. La medida de Walesa significa que el Gabinete continuará su misión hasta las elecciones anticipadas, que deberán celebrarse en un plazo no inferior a tres meses ni superior a cuatro. La decisión de Walesa fue aplaudida por los diputados de la izquierda, que esperan mejorar sus posiciones en el futuro Parlamento.

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La disolución de ambas Cámaras es constitucional, ya que el Parlamento, aprobó el viernes la moción de censura contra el Gobierno, Pero sin presentar la candidatura de un, nuevo primer ministro. La fecha con que entrará en vigor la decisión de Walesa depende ahora de la primera ministra, Suchocka, puesto que será efectiva en el momento de su publicación en el Diario Oficial, editado por el Gobierno. Así, Suchocka tendrá tiempo para pedir al Parlamento poderes especiales.Comentando la decisión de Walesa, Hanna Suchocka, declaró, en una improvisada conferencia de prensa, que "su Gobierno estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de dirigir el país". La primera ministra anunció, asimismo, que pedirá al Parlamento, que continuaba ayer su última sesión plenaria, la concesión de poderes extraordinarios para el periodo de interregno que lleva hasta la instauración de la. nueva Cámara legislativa.

Las elecciones, que probablemente serán convocadas para finales de septiembre, podrán celebrarse de acuerdo con la nueva ley electoral, aprobada ayer por el Parlamento y que espera ahora la firma del presidente, Lech Walesa.

La nueva ley permitiría una menor fragmentación de las Cámaras, en las que desde las elecciones de 1991 están representados nada menos que 29 partidos. La ley establece un límite del 5% para los partidos políticos y un 8% para las coaliciones. La atomización del Parlamento ha impedido desde el principio la formación de una mayoría estable que fuese capaz de asegurar la continuidad de la política de reformas.

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Conformidad

Representantes de la oposición al Gobierno de Suchocka parecían ayer estar de acuerdo con la decisión de Walesa. Jaroslaw Kaczynski, uno de los líderes de la derecha, que el pasado viernes hizo caer a Suchocka, manifestó ayer que la disolución del Parlamento le parecía "razonable" "Así, por lo menos podremos comprobar si la sociedad está a favor de los cambios o prefiere el retorno al comunismo", manifestó Kaczynski nada más conocerse la decisión de Walesa.

El ambiente social, reinante actualmente en Polonia, hace augurar, sin embargo, un resultado poco favorable para la derecha El partido de Kaczynski, por ejemplo, según los últimos sondeos ni entraría en el Parlamento. En los últimos meses creció, en cambio, la popularidad de la izquierda, también la de su sector poscomunista. Por eso los comunistas votaron a favor de la dimisión del Gobierno junto con la extrema derecha.

Uno de los sondeos más recientes ha demostrado la creciente inclinación de la opinión polaca a favor de una eventual entrada de los ex comunistas en el Gobierno. Hasta un 57% de los encuestados se mostró favorable a que los herederos del Partido Obrero Unificado Polaco (comunista) pasaran a formar parte del Gabinete. En contra se pronunció un 19% de los entrevistados y un 24% se mostró indeciso. Según todos los sondeos, los ex comunistas serían uno de los tres partidos más. votados en las elecciones y podrían contar con un 15% de apoyo.

Los otros dos partidos más populares son actualmente la centrista Unión Democrática, del ex primer ministro Tadeusz Mazowiecki, y los agrarios del Partido Campesino Polaco.

Ayer se desconocía todavía la reacción del sindicato Solidaridad, cuyos diputados habían sido los autores de la moción de censura con la que intentaban obligar al Gobierno para que aprobara subidas salariales para el sector público. Fuentes del sindicato manifestaron el pasado viernes que se opondrían con una huelga general a cualquier Gabinete que intentara continuar la política económica de la primera ministra.

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