Dámaso González: "Soy muy feliz entre los pitones"
La alegría que embargaba a Dámaso González en el hotel, al término del festejo, era debida tanto al apoyo del público como a que pudo desarrollar su toreo: "Creo que la gente se emocionó al verme tan tranquilo entre los enormes pitones de mi primer toro, pero es que allí soy muy feliz y disfruto muchísimo". Esa felicidad también le embargó al dar la vuelta al ruedo, "sobre todo porque yo no quería y fue el público el que me obligó de tal forma que ' me emocioné casi hasta el llanto".Para el albacetense esa vuelta fue más importante incluso que la oreja que, presumiblemente, perdió por fallar con la espada: "Ha sido una pena, pero por desgracia a estoy acostumbrado a echar a perder faenas con el estoque; en cualquier caso, con el reconocimiento de los aficionados y lo que disfruté con mi lote, me doy por satisfecho".
Después subrayaba que para disfrutar tuvo que poner mucho de su parte, porque ambos toros tenían problemas: "El primero se quedaba muy corto y pegaba tornillazos, salvo que te pusieras prácticamente encima; el segundo, con más clase pero escaso de fuerzas, se defendía cuando le obligabas y le bajabas la mano". Sus últimas palabras eran para mantener que este año se retirará, sea cual sea el resultado final de su temporada.
El Soro también estaba satisfecho interiormente de su actuación, pese a que, según sus palabras, no había dado de sí más que el 50% de sus posibilidades: "Mi último toro me dejó lucirme con el capote y banderillas, pero en la muleta acusó el sentido propio de sus casi seis años y al cuarto muletazo ya aprendió y quería cogerme". El valenciano añadía que tras el tercio de banderillas, "que me salió espectacular y perfecto",_pensó por un momento que había llegado por fin la hora de su primer triunfo en Las Ventas.
La plaza encendida
"Como tenía encendida la plaza", explicaba, "si el animal me aguanta un par de series más armo un taco. Pero está visto que no tengo suerte en Madrid y deberé esperar otro ano, aunque cada vez veo más cerca el cortar orejas en este coso". Después de quejarse de la poca fuerza de su primer toro, que brindó a uno de sus descubridores, el matador de toros retirado Pedro Martínez Pedrés, el valenciano se negaba a polemizar con el sector del público que le protestó durante ese su último enemigo: "Madrid es así y punto".
Víctor Mendes era la cara opuesta de la moneda y se mostraba muy desmoralizado por las protestas que escuchó: "Vienes con toda la ilusión del mundo a tu plaza favorita y con una divisa dura, de la cual luego no matas ninguno; los sustitutos te salen a cuál peor; los lidias con dignidad y encima te chillan. No lo entiendo". Al señalarle que quizás influyó el que no pusiese banderillas al quinto, concluía: "Sigue siendo injusto valorar sólo eso, ya que tan peligrosísimo toro no se prestaba al lucimiento".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.