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La ONU autorizará ataques aéreos contra los serbios en defensa de las ciudades bosnias

Miguel González

El Consejo de Seguridad de la ONU autorizará el uso de la fuerza para defender las seis ciudades bosnias, incluida Sarajevo, definidas como zonas de seguridad en el plan aprobado el sábado en Washington por EE UU, Rusia, el Reino Unido, Francia y España. La respuesta a estos ataques correrá a cargo de la Fuerza Aérea norteamericana. El plan pretende "congelar la guerra", según aseguró ayer el ministro español de Defensa, Julián García Vargas, pero no reconoce las conquistas serbias.

El plan aprobado en Washington supone un salto cualitativo en la implicación de las Naciones Unidas en el conflicto. La autorización del uso de la fuerza, limitada hasta ahora a la autodefensa de los cascos azules y de los convoyes humanitarios, se ampliará para incluir a la población civil de las seis ciudades bosnias definidas como zonas de seguridad: Sarajevo, Sbrenica, Tuzla, Bihac, Gorazde y Zepa. Esta autorización no será, sin embargo, utilizada por los 9.000 soldados de la ONU desplegados en Bosnia-Herzegovina (Unprofor), insuficientes para repeler los ataques, sino por los aviones norteamericanos que patrullan el cielo de la ex república yugoslava.Aunque el texto difundido en Washington dice que los aviones sólo actuarán para proteger "a las fuerzas de Unprofor en el caso de que sean atacadas y pidan tal protección", lo que excluye a la población civil, fuentes gubernamentales españolas sostienen que la diferencia es sólo semántica. "Los civiles se escudan en los cascos azules, por lo que no se puede diferenciar cuándo se ataca a unos u otros", afirma un responsable español.

El Consejo de Seguridad de la ONU deberá definir el alcance de la autorización para el uso de la fuerza, así como el propio concepto de zona de seguridad: el perímetro de las áreas protegidas y las acciones que se considerarán como una violación de las mismas. El mayor problema lo plantea Sarajevo, tanto por sus dimensiones como porque se combate dentro del casco urbano.

Los cinco países firmantes del plan de Washington esperan que la amenaza de efectuar bombardeos sea suficiente para disuadir a los serbios, pero no se descarta que haya que llevar a cabo alguna incursión aérea de castigo para convencerles de que, esta vez, la amenaza va en serio.

El ministro español de Exteriores, Javier Solana, que participó el sábado en Washington en la firma del acuerdo, se reunirá hoy con el secretario general de la ONU, Butros Gali, para perfilar las resoluciones que habrá que aprobar en aplicación del plan. España se hará cargo, el próximo 1 de junio, de la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU por lo que, probablemente, tendrá que dirigir las negociaciones encaminadas a la puesta en práctica del plan.

Satisfacción de Clinton

El Consejo de Seguridad de la ONU tendrá que dar luz verde a la creación de las zonas de seguridad, que ya no estarán sujetas al visto bueno de las partes. También autorizará el uso de la fuerza por parte de los cascos azules y de los aviones que vigilan la zona de exclusión aérea; el despliegue de observadores en la frontera entre Serbia y Bosnia, para vigilar el cumplimiento del embargo; y la rápida creación de un tribunal internacional para juzgar los crímenes de guerra. El plan también incluye un aumento de la presencia internacional en Macedonia y Kosovo; una advertencia a Croacia para que cese en su hostigamiento a los musulmanes; y el mantenimiento de la prohibición de vuelos.

El presidente norteamericano, Bill Clinton, que la semana pasada se mostró escéptico sobre la utilidad de crear zonas seguras, se mostró ayer "satisfecho" del plan. En su primera reacción oficial, Clinton dijo en Manchester (New Hampshire) que se trata de "un paso adelante para frenar la depuración étnica y las matanzas" y se felicitó del fin de las discrepancias entre EE UU y sus aliados europeos.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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