Se multiplican los contactos entre Serbia y Croacia
Los contactos diplomáticos, secretos o abiertos, entre responsables serbios y croatas, se multiplican a pesar del conflicto de Bosnia. La prensa de Belgrado reveló, la semana pasada, una visita secreta de Josip Boljkovac, ex ministro de Interior de Croacia y eminencia gris de la Comunidad Democrática Croata, en el poder en Zagreb, a la provincia serbia de Voivodina. No se supo quién fue su interlocutor. El presidente de Croacia, Franjo Tudjman, nombró por su parte una comisión encargada de la normalización de las relaciones serbo-croatas.
Esta comisión está compuesta por personajes dispares: desde un abogado de la línea dura croata como Vladimir Seks, hasta Milorad Pupovac, serbio nacido en Croacia y partidario del diálogo entre Zagreb y Belgrado. El presidente de esta comisión es Josip Manolic, fundador de la Comunidad Democrática Croata, ex primer ministro y actualmente presidente de una de las Cámaras del Parlamento croata. Manolic se ha pronunciado a favor de la normalización de las relaciones bilaterales. En una entrevista al semanario croata Danas, declaraba recientemente que los combates de artillería en el sur de Krajina [región de Croacia ocupada por Serbia] "tan sólo representan los residuos de la guerra. Aunque la gente muera, no lo podemos llamar guerra".Estos contactos bilaterales debían culminar, el pasado día 20, con un encuentro oficial en Atenas entre el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, y el de Croacia, Franjo Tudjman. Este encuentro fue finalmente cancelado. El rechazo del plan de paz Vance-Owen por el Parlamento serbio-bosnio en Pale, el 6 de mayo, estropeó los planes de los dos presidentes.
Sin embargo, Milosevic y Tudjman pudieron aprovechar la conferencia de Atenas del 2 de mayo para una conversación cara a cara. No es la primera vez que ambos se encuentran en la intimidad: lo hicieron también en la primavera de 1991, en vísperas de la guerra en Croacia. El contenido de las conversaciones nunca fue revelado.
En Belgrado, las canciones croatas, prohibidas durante dos años, se emiten en la televisión; aparecen las primera fotos de Dubrovnik en llamas, publicadas con dos años de retraso. La televisión oficial serbia informa sobre los combates entre musulmanes y croatas en la región de Mostar, en Bosnia central, tomando abiertamente partido por la causa croata.
No hubo explicaciones ni en Belgrado ni en Zagreb acerca de la lenta mejoría en la relación bilateral. Las dos capitales no es tán siquiera conectadas por el te lefóno, que fue cortado hace dos años. Tanto la prensa croata como la serbia llevan tiempo asegurando que Tudjman y Milosevic se han repartido Bosnia. El único problema al respecto son los musulmanes. Hasta el propio presidente bosnio, Alia Izetbegovic, bromeó en una ocasión hace dos años con que Milosevic y Tudjman cantaban juntos: "Nema te vise Alia" (Alia ya no existe).
Los últimos acontecimientos en Bosnia apoyan esta tesis: la tregua firmada entre los croatas y los serbios en Bosnia se mantiene. Los soldados serbios ayudaron a los civiles croatas en Konjic, tras los combates con los musulmanes. El jueves pasado, los combates entre los serbios y los musulmanes en Brcko acabaron con un ataque croata, desde sus posiciones en Croacia hacia las posiciones musulmanas, a través del río Sava y por encima de las fuerzas serbias.
Los cambios en las estrategias serbia y croata ayudan a este acercamiento. Milosevic se convirtió en pacifista en el momento en que perdió el control sobre los serbios de Bosnia y, parcialmente, los de Krajina. Los hombres de Tudjman, por su parte, hablan de la normalización de las relaciones serbo-croatas ahora que están perdiendo el control de sus ex protegidos en Bosnia central y Herzegovina.
Radicalismo
Los serbios bosnios acuden a Belgrado para exigir sus derechos; los croato-bosnios hacen lo mismo en Zagreb. Pero su radicalismo asusta tanto a los nacionalistas de Serbia como a los de Croacia, al poner en peligro sus propias posiciones políticas por las presiones internacionales.
De ahí, la búsqueda de una nueva alianza, por encima de las víctimas de la guerra y a costa de nuevas divisiones internas: entre croatas y entre serbios. Tudjman sigue insistiendo en recuperar el control sobre Krajina, ocupada en su mayor parte por los serbios. Pero un 64% de los croatas está a favor del diálogo con los serbios, según revela un sondeo reciente.
Milosevic ya no habla de la protección de los serbios en Croacia, en cuyo nombre hizo la guerra. Muerte, destrucción y miles de refugiados son el resultado del proyecto de creación de una gran Serbia y de una gran Croacia. Pero estos proyectos parecen hoy haber fracasado. Sus inspiradores se preparan ya para una nueva etapa adecuando sus apetitos a las nuevas circunstancias.
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