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FERIA DE SAN ISIDRO

Galop

La prohibición -no escrita, no constitucional- de que suene la música en Las Ventas durante las faenas, estaría bien que se le vantara cuando torean a caballo los Domecq. Música húngara de galop, de la que hay piezas maestras en la musicografía universal, para acompañar el baile ecuestre de los toreros jerezanos. Luis Domecq solía marcarlo al salir de la suerte. Una vez se había distanciado de la jurisdicción del toro, paraba el caballo y lo hacía piafar o cimbrearse a ritmo de galop. Cómo aplaudía el público, entonces.El público estuvo toda la tarde con las manos en posición de aplaudir o en la de comer pipas -de las que había llevado a la plaza ingente provisión-, pues los rejoneadores exhibían sin solución de continuidad su genio ecuestre, y entre alardes, pegaban sombrerazos, que aún provocaban mayores entusiasmos. Un rejoneador sombrero en mano es el Cid Campeador, es Marco Aurelio victorioso, es Marte aurífero y fulgente. Un rejoneador sombrero en mano es algo que no se puede aguantar. Y el público de las llamadas corridas de rejoneadores (ninguna alusión a nada distinto al rejoneo), en cuanto ve que se suelta el barbuquejo y echa mano al ala ancha, salta de júbilo.

Navarro/ Cuatro rejoneadores

foros despuntados para rejoneo de Concha Navarro, desiguales de presencia, varios sin trapío, querenciosos, aunque dieron juego.Joao Moura: rejón bajísimo (vuelta). Antonio Correas: rejón trasero muy atravesado, rueda de peones y ocho descabellos (silencio). Luis Domecq: rejón escandalosamente bajo y rueda de peones (escasa petición y vuelta). Antonio Domecq: rejón traserísimo caído (oreja). Por colleras: Correas, rejón pescuecero caído, rueda de peones, y Moura, pie a tierra, tres descabellos (aplausos y saludos). Luis Domecq, con Antonio Domecq, rejón bajo (dos orejas); salieron a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 22 de mayo. l5ª corrida de feria. Lleno.

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Esta manifestación de arte ecuestre no la hace nunca Joáo Moura, que viste a la federica y torea destocado. Le cuesta más que el público deje de comer pipas y rompa a aplaudir, pero lo Consigue en dos pasadas, pues torea de verdad. Se trata de un maestro en su oficio. Fue una de licia contemplar la técnica torera que empleaba para sacar de su querencia a tablas al primer toro. Sin embargo, como el manso volvía grupas, lo banderilleó en el tercio, con gran exposición e impecable ajuste.

Antonio Correas, menos dominador, ejecutó un par de meritorios quiebros que aclamó la multitud. Vino después la escuela Domecq, bella y torera donde las haya. Luis Domecq cuadraba al toro en el platillo, planteaba la suerte de frente, reunía a la altura del estribo, y un par a dos manos lo ejecutó en el mismo terreno, renunciando al alivio de los adentros, que es lo usual en esta modalidad banderillera. Luego ponía el caballo a bailar...

Antonio Domecq, en cambio, salía de las reuniones con un giro espectacular. Trascurrió brillantísima la actuación de este Domecq, el más joven de la dinastía. Realizado el toreo según los cánones y prendida la banderilla en lo alto, obligaba al caballo a girar sobre sus patitas traseras junto a las astas del banderilleado y atónito toro. Que no lo vea Esplá, por Dios. Y hecho este alarde de doma, partía toreramente en demanda de nuevos terrenos y distintas suertes.

En los dos últimos toros se perpetraron colleras y ambos Domecq alcanzaron con la suya un éxito de clamor. Herido de muerte el toro, echaron pie a tierra y asistieron de rodillas a su agonía. El toro dobló embistiendo y su último estertor lo dejó en las botas camperas de los rejoneadores, que lo despidieron palmeándole las astas.

A hombros los izaron sendos capitalistas, y los pasearon por el ruedo marcándose un trotecillo saleroso que también habría merecido los compases del galop. De todos modos, las ovaciones eran tan estruendosas, que no se habría oído nada. Los Domecq embocaron triunfantes la puerta grande y el público abandonó auténticamente emocionado los tendidos, dejando allí, para el recuerdo, una tonelada de cáscaras de pipas; o quizá dos.

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