"Muchos directores me han tratado como un objeto"
Numerosos críticos no han dudado en afirmar que Caída libre se halla, sin duda, entre las mejores películas de Michael Douglas. En el filme, el actor norte americano encarna al malo, y su oponente, Robert Duvall, es el bueno, lo que le permite, por primera vez, mantener el equilibrio necesario para que toda la película no cargue sobre sus espaldas.Pregunta. ¿Le impresionó actuar con Robert Duvall?
Respuesta. Me quedé temblando, porque Bob ha sido desde siempre una especie de ídolo para mí. Casi me temblaban las piernas, porque sabía. con qué clase de actor me enfrentaba. Me acuerdo que en una de las pocas escenas que hicimos juntos, en un momento me olvidé del texto. Mientras preparábamos la escena, él hacía lo mismo que yo: sentarse en su silla, encerrándose en sí mismo y repitiendo como un loco su monólogo, y yo, a dos metros de allí, hacía lo mismo. Debíamos de parecer dos locos perdidos.
P. De hecho, también es la primera vez que trabaja con Joel Schumacher. ¿Le resultó difícil su manera de dirigir?
R. Conozco a Joel desde hace más de 20 años, pero nuestra relación ha sido bastante superficial, porque siempre nos veíamos de paso. Cuando me propuso el proyecto, me quedé encantado, y más adelante, cuando empezamos a trabajar, me pareció fantástica su manera de tratar a los actores. Los quiere, lo que no es poco
P. ¿A qué se refiere?
R. Pues muchos directores te tratan como un objeto, como si fueras un instrumento con el que están realizando su trabajo. No te toman en serio en el sentido de que no te consideran importante, no como persona, sino como su arma sustancial. No les nombraré, pero sí que hay muchos entre los que trabajaron conmigo que me han tratado como a un objeto.
Sometidos a presiones
P. El personaje que usted interpreta es un hombre sencillo y ordinario que se desintegra progresivamente y cuya imposibilidad de articular y controlar su enfado le lleva a la autodestrucción...R. Y a la violencia. Y eso era lo que pensábamos demostrar: todos y cada uno de nosotros estamos sometidos a las presiones iguales o muy semejantes a las de este hombre, y aunque nos parece que nos mantenemos bajo control, muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos.
P. ¿Imaginaba usted, antes de rodar la película, que también puede interpretar este tipo de papeles?
R. La verdad es que no. Hasta ahora, de cierta manera estaba metido (por mi culpa) en el un cierto cliché y no he podido desprenderme de él. El año pasado, después de acabar el rodaje de Atracción fatal, me preguntaba a mí mismo: ¿cuál podrá ser el siguiente paso?, y no tenía respuesta. Caída libre llegó justamente en el momento apropiado para darme un subidón.
P. ¿Le afecta su trabajo de actor en la vida privada?
R. Cada uno de nosotros, los actores, y el director más todavía, trabajamos casi 12 horas diarias durante el rodaje. Me imagino que el director vive la historia 24 horas diarias, lo que no es necesariamente el caso con los actores. Yo, personalmente, veo que los rodajes afectan a mi vida familiar porque causan ausencia involuntaria. Pero no hay mucho más que esto. Por ejemplo, durante el rodaje de Atracción fatal sentía que dentro de mí quedaba algo, algo pesado que no podía librarse y salir de mí. Me sentía cansado y con ganas de librarme de esta carga. En esta película, el papel que he interpretado me ha dado la posibilidad de expresarme totalmente y de descargarme de toda la tensión que el personaje lleva consigo. El protagonista de Caída libre es un tipo activo, y el de Atracción fatal era pasivo.
P. Su padre decía muchas veces que no hay papeles como los de los villanos. ¿Se atrevería a hacer algo así?
R. Por supuesto, me encantaría, pero nadie me lo ofrece. Sería un auténtico, reto y una tentación.
P. Pero usted puede producir las películas que le gustan. O sea, podría encargar un papel a su medida, ¿o no?
R. Si, podría. ¿Quién le dice que no lo he hecho ya?
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