¡Que horror!
El pasado día 5 de mayo de 1993, en la sección de EL PAÍS Madrid, leo, dentro de un artículo en el que se comentaba el reciente parricidio y posterior suicidio acontecidos en la urbanización de La Moraleja, un comentario efectuado por una vecina de dicha urbanización que (entrecomillado, en negrita y con grandes letras) decía: "Esto parece San Blas".Me viene entonces a la mente aquello de que "en todas partes cuecen habas" (como suele decirse), y que, probablemente, si este barrio madrileño tiene tan mala fama no es sólo por lo que en él ocurre (tampoco vamos a negar que ocurren cosas), sino porque por algún motivo, que por ahora desconozco, parece más atractivo resaltar sus aspectos negativos.
También merece la pena recapacitar en que buena parte de estos aspectos negativos se debe a la concentración de gente indeseable que con absoluta libertad medra por sus calles. No quiero, naturalmente, pensar que se les permite estar en barrios periféricos para que no molesten a nuestros ilustres vecinos de zonas más nobles, no, no podría ser cierto, pero estas casualidades, cuando menos, incomodan.
Se me ocurre pensar que tal vez algún día alguien residente en San Blas asesine a su familia y posteriormente se suicide, y se me ocurre también que tal vez, sólo tal vez, alguna vecina comente: "¡Qué horror! Esto parece La Moraleja".-
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