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Tribuna
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Gordismo

Rosa Montero

Según unas recientes encuestas realizadas entre empresarios norteamericanos, el 44% de ellos sólo dar trabajo a un gordo en circunstacias excepcionales, y el 16% no se lo daría nunca. De modo que casi la mitad de los encuestados discriminarían a un grupo de personas sólo por pesar unos kilos de más, les privarían de un bien y un derecho tan fundamental como el del trabajo sólo por barrigones. Estas encuestas vienen de Estados Unidos, pero estoy segura de que se cuece el mismo desdén al gordo en otras partes.Al igual que los racistas, los gordistas intentan apoyar el disparate de su prejuicio en algún argumento peregrino: dicen que en las grasas se les nota que no tienen autodisciplina, voluntad ni empuje. En otras sociedades (y en la nuestra, hace años, eso mismo se decía de los muy delgados. Pero las modas cambian, ahora prima lo esquelético por encima de cualquier asomo de cordura y así, seguro que hoy la pobre y desastrosa princesa Diana, con su caótica inseguridad, su neura y su bulimia, les hubiera parecido a los encuestados, sin embargo, la pura estampa física de la ejecutiva eficiente y segura. Una tontuna.

Yo ya sabía que vivimos en un necio mundo de apariencias y que empieza. a valer más la marca de nuestra chaqueta que la enjundia de nuestra conversación, pongo por caso. Pero no pensé que hubiéramos llegado hasta ese abismo de estupidez, de gordismo indecente, de marginación cruel de mantecosos y rollizos. Con el agravante de que como toda minoría verdaderamente postergada, los obesos no son populares. Imaginen que el 44% de lo empresarios se atreviera a decir que no quieren contratar negros: se organizaría un buen escándalo y resultaría una afirmación desagradable infamante. Pero si en vez de decir negros dicen gordos, a lo peor hasta nos da la risa.

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