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Los vecinos de Corral ole Almaguer desean que el denunciado por violador se vaya del pueblo

"Si se va, nos haría a todos un favor". Esta opinión de Miguel García, alcalde del pueblo toledano de Corral de Almaguer, resume el criterio de sus 6.000 vecinos respecto a Juan José Benedicto, al que varias jóvenes acusan de violación. El centenar de mujeres que llegó desde Madrid el pasado sábado y se manifestó contra el presunto violador ha reavivado los recelos existentes contra él desde que hace 10 años se halló carbonizada en su casa a Vicenta Villar. Ningún vecino quiere trabajar en la fábrica de. cerámica de Benedicto, al que siguen llamando "el forastero". Éste, al que todo el mundo teme, asegura ser inocente.

La denuncia por violación de Consuelo A. L. ha vuelto a conmocionar a Corral de Almaguer. Ella asegura que fue violada el 30 de enero pasado por Benedicto, al que conoció después de que éste insertara un anuncio en la revista Segundamano pidiendo modelos. La joven, estudiante de la Escuela de Artes y Oficios en Madrid, se trasladó al pueblo.Benedicto, un hombre de 40 años, corpulento y de mirada penetrante, invitó a la joven a una infusión verduzca y agria. Luego, según cuenta, cayó en un estado de somnolencia, aunque recuerda que la mujer que acompañaba al presunto agresor comenzó a desnudarla y que horas después fue violada.

Consuelo logré escapar de la nave donde Benedicto tiene su vivienda y el almacén de cerámica denominado El Museo del Botijo. Tras recorrer los 150 metros de descampado paró a un coche de la Guardia Civil. Posteriormente prestó una declaración ante el policía municipal de guardia en el Ayuntamiento y ante la juez de paz.

Drogada con una bebida

"El policía le preguntó si había sido violada, pero la chica declaró que Benedicto no le había puesto ninguna navaja al cuello y que no había hecho nada que no hubiese querido", recuerda el alcalde. "Insistía en que quería recuperar el bolso olvidado en la casa, por lo que la Guardia Civil se trasladó allí y lo recogió".Carmen Briz, de la comisión antiagresiones del Movimiento Feminista de Madrid, cree que Consuelo "no denunció en aquel momento su violación porque estaba muy mal tras haber sido drogada con una bebida". Más tarde formalizó su denuncia en el cuartel de Tres Cantos (Madrid).

"Durante años, Juan José Benedicto ha estado ofreciendo trabajo a través de la revista Segundamano. Las mujeres que acudían han sido engañadas, drogadas y, en muchas ocasiones, violadas", afirma el texto que las mujeres repartieron en Corral de Almaguer.

La fiscalía de la Audiencia de Toledo también ha apoyado el archivo de la denuncia. El fiscal jefe, Miguel María González Blanco, dijo ayer a Efe que los colectivos que apoyan a la denunciante -feministas, abortistas y lesbianas- "no me merecen ninguna confianza". Afirma que no tiene nada contra las lesbianas ni los gay, pero añade que "no hay por qué sacar a la luz pública estas cosas" que pertenecen al ámbito de la "intimidad".

"¿Modelos? ¿Para qué quiere modelos?" se preguntan los vecinos ante el trajín de mujeres que acudían a la fábrica de cerámica. "Todas eran unas chavalas muy guapas. A veces llegaba una cada día. Pero él no hace esculturas, sino platos y jarrones. ¿Para qué quiere modelos?" piensa un agricultor.

"La gente del pueblo le tiene respeto", dice el dueño de un bar. ¿Respeto? "Bueno, que procuran no tener cuentas con él", matiza, sin atreverse a pronunciar la palabra miedo. Benedicto no se relaciona con el pueblo ni es amigo de nadie. "Cuanto más lejos, mejor", apunta un mecánico de tractores.

Dos mujeres, carbonizadas en un museo inexistente

J. D., La juez de Quintanar de la Orden (Toledo) ha sobreseído la denuncia de Consuelo A. L. contra Benedicto por falta de pruebas. "Esa chica está loca", afirma éste, que se niega a explicar con profundidad su versión de los hechos. Se limita a decir que "todo es mentira" y añade: "Hasta la madre de esa chica ha contado que una vez se fue a tomar una coca-cola y tardó 15 días en volver a casa".

Juan José Benedicto asegura que lo único que dio de beber a la presunta víctima fue un tazón de leche y rechaza de plano las acusaciones de violación. "Vayan al juzgado. Ahí está todo bien explicado. Si hubiera alguna duda contra mí, la juez no habría archivado el caso, ¿no?, señala con mirada dura y gesto de irritación. La joven que convive con él desde hace unos meses se escondió cuando descubrió la llegada de los periodistas y no volvió a dejarse ver. Ésta, según Benedicto, confirma que Consuelo no fue víctima de ninguna violación.

Pero la gente de Corral de Almaguer no puede olvidar la extraña muerte de su convecina Vicenta Villar Sánchez-Roldán, una camarera de la cafetería España, que fue hallada carbonizada el 25 de abril de 1983 en el llamado Museo del Botijo, que en realidad es sólo un almacén. Vicenta convivió durante tres años con Benedicto, que fue acusado de su muerte, aunque no llegó a ser juzgado porque demostró con una entrada de un cine y la cuenta de un restaurante que él estaba ese día en Madrid.

"Yo estoy convencido de que Benedicto tuvo mucho que ver con la muerte de mi hermana", declara Victoriano Villar, empleado en el lavadero de coches, y uno de los pocos que se atreve a dar la cara. "No renuncio a que algún día se aclare lo que pasó con Vicenta", agrega.

Tres años antes, otra mujer murió abrasada en una furgoneta de Benedicto. Constanza Uhidoglo Quílez, de 20 años, se quemó viva cuando estaba dentro de una furgoneta del ceramista. Él declaró entonces que había recogido a la chica cuando hacía autoestop. Según su versión, Constanza se quedó dormida cuando fumaba un cigarrillo, que prendió en las cajas de cartón y la paja de embalaje que había en el coche. En 1980, el caso quedó archivado como "accidente" por orden judicial.

Nadie sabe el origen de Benedicto. "Llegó hace 15 0 16 años al pueblo con una mujer mayor que él, al parecer con dinero, que un día desapareció y no hemos vuelto a saber más de ella", explican. Juan José Benedicto asegura que las acusaciones contra él son falsas

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