"No tenía otra salida", dice una mujer que ocultó droga para ayudar a su familia
"Me agarré a un clavo ardiendo. No tenía salidA, dice Margarita Bernal, de 42 años, separada y con cuatro hijos, que permitió a unos peruanos almacenar droga en su casa en el verano de 1992. La detuvieron y ayer fue juzgada en la Audiencia de Barcelona por tráfico de drogas. El fiscal pide tres años de cárcel. Ella dice que no tuvo otro remedio.
El 14 de agosto de 1992, la policía halló 45 gramos de heroína en la casa de Margarita Bernal, en el Raval, uno de los barrios más deprimidos de Barcelona. Ella intentó explicar al tribunal que si aceptó hacer de parking, fue por necesidad. Sus hijos tienen 16, 13, 12 y 8 años. Está separada de su marido, un alcohólico que la maltrató varias veces, según las denuncias presentadas, y que nunca le ha pasado ni una peseta. Solía trabajar haciendo limpiezas en domicilios y cuidando a una mujer mayor, y también había vivido de confeccionar delantales de plástico."Hace tres años me operaron de un tumor en la matriz. Me costó mucho recuperarme, tuve anemia y no podía trabajar". Poco después los servicios sociales le negaron la ayuda del comedor en el colegio de sus hijos -28.000 pesetas al mes-. Debía muchos meses de alquiler y estaba en proceso de desahucio. "Me habían cortado la luz y el agua", explicó la mujer ante el tribunal.
Contó que conoció a los peruanos a través de su hermano, que estaba en prisión. "Me propusieron hacer un viaje para traer cocaina, pero me negué", afirmó,- para admitir que, al final, sí accedió a guardar droga en su casa. "Les di una llave y ellos la escondían, pero en casa no se traficaba. No lo hubiera permitido", argumentó. Por ello dijo que le pagaban 25.000 pesetas al mes.
Fuera de la sala, la mujer explicó a este periódico que sus hijos sacaban "perfectamente" los estudios. "Nunca les he dejado hacer vida en la calle y siempre hemos estado muy unidos, por eso dos de ellos han venido conmigo al juicio", comentó. Los informes del colegio y de los servicios sociales corroboran su versión. De ella, certifican que siempre ha sacado adelante a sus hijos con decisión.
Población marginal
La mujer está indignada por la negativa de los servicios sociales a concederle la ayuda del comedor. "La tuve varios años, pero un año me la negaron. Me dijeron que había gente más necesitada que yo: hijos de población extranjera del barrio, de toxicómanas y de prostitutas. Para ellos, la ayuda en mi caso no era tan urgente porque yo no estaba marginada y porque era española y podía salir adelante. Cuando me detuvieron me concedieron la ayuda, ya era una marginada" relató sin ocultar un enfado por lo ocurrido: "Hasta escribí al Síndic de Greuges protestando por la retirada de la ayuda".En el juicio justificó la procedencia de las 62.000 pesetas que la policía halló en su casa; según los agentes, era dinero procedente del tráfico de drogas. "Tengo el recibo del cobro de las 72.000 pesetas de la ayuda por los hijos -a 3.000 por chaval y mes.
Me gasté 10.000 y las otras las guardaba en casa para los libros de mis hijos", matizó.
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