La soledad del "solo"
Se prodiga el solo de danza hoy día, y puede ser como resultado de muchas vueltas y querencias: economía, discurso, creencia en el talento propio, hasta moda.Patios es un solo aburrido, repetitivo en las secuencias de suelo y que solamente goza de alguna que otra frase rápida cuando la intérprete logra desencolarse del tapiz en seguimiento de la mano derecha del pianista. Con unas luces asesinas dirigidas a los ojos del espectador y con una carencia total del concepto de espectáculo. Olga de Soto embarulla el asunto con citas de oscuro y sospechoso enciclopedismo.
La segunda parte la ocupó la creación que anima Marcel lí Antúnez, un hombre ligado a la vanguardia teatral en toda su trayectoria desde La Fura dels Baus, y como todo lo que toca, hay en Pequevi abundante provocación, sarcasmo, filosofía rinoláctica y un cierto humor tremendista. Con buenos elementos escénicos (las esculturas de madera) y una mujer que sabe moverse, el cansancio llega con un texto excesivo y que es lo menos adecuado de la pieza. Cuando se baila, las palabras son un peligro, son como una cáscara de plátano sobre la escena: distraen y eventualmente arrastran la acción. Si bien hay que decir que lo que sostiene el producto es la idea de ironizar sobre las revoluciones y la postura quimérica y desfasada del revolucionario. Sol Picó tiene gancho, resuelve los problemas de expresión y su escena final volviendo casi al ser nonato descubre sus dotes mímicas.
Olga de Soto
Compañía Peláez-Picó-Antúnez. Patios: coreografía e interpretación, Olga de Soto; música, Claude Debussy. Pequeví: coreografía. y baile, Sol Picó; puesta en escena, Marcer-lí Antúnez; audiomix, Enric les Palau; autor, Sixto Peláez. Madrid en Danza. Teatro Pradillo. Madrid, 8 de mayo.
Babelia
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