Desacuerdos en la ONU

A. C., El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas trató de recuperar la iniciativa en la búsqueda de soluciones al conflicto de Bosnia con la aprobación el jueves de una resolución que declara "áreas protegidas" a Sarajevo y otras cuatro ciudades de población musulmana -Tuzla, Zepa, Gorazde y Bihac- al mismo tiempo que discutía ayer otro texto que incluye la posibilidad de acciones militares contra las fuerzas serbio bosnias.

Horas antes de la reunión entre Clinton y la cúpula comunitaria, fuentes del máximo órgano ejecutivo de la ONU señalaban que EEUU y sus aliados europeos mantenían divergencias sobre cómo ejecutar eficazmente la resolución. Los miembros del Consejo de Seguridad coinciden, sin embargo, en que esas ciudades no pueden ser eficazmente protegidas con los 7.500 hombres de la actual fuerza de la ONU en Bosnia.

Durante la discusión de esta resolución, el embajador de Francia, Jean-Bernard Mérímée, propuso que se pida a todos los países de la Conferencia sobre la Cooperación y la Seguridad en Europa (CSCE), incluido Estados Unidos, el envío de fuerzas militares a Bosnia para defender la aplicación de los mandatos de la ONU.

Esto fue una forma elegante de decirle a Washington que no puede seguir presionando a los países europeos para que respalden el plan norteamericano de bombardear las posiciones serbias en Bosnia mientras no esté comprometido como los demás con fuerzas en tierra.

Durante los debates de las últimas horas en el Consejo de Seguridad existe, en todo caso, un ambiente general favorable al estudio de medidas militares, pero siempre en el marco de la ONU. Una de las formas del uso de la fuerza contra los serbios sería la advertencia explícita de que la comunidad internacional tomaría represalias severas en el caso de que los enclaves protegidos fuesen atacados o que se impidiese la llegada hasta ellos de ayuda humanitaria.