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GUERRA DE LOS BALCANES

YeItsin envia a Churkin a Belgrado en un esfuerzo mediador a la desesperada

RODRIGO FERNÁNDEZ, El presidente ruso, Borís Yeltsin, lanzó ayer un llamamiento a los serbios de Bosnia y les pidió aprobar el plan Vance-Owen en el referéndum convocado para los próximos días 15 y 16 de mayo. Los rusos, profundamente decepcionados por el voto negativo del Parlamento de los serbios de Bosnia, enviaron ayer urgentemente a Vitali Churkin, viceministro de Exteriores, a Belgrado para hacer un último intento de encontrar una "solución política" al conflicto en la ex Yugoslavia.

El jefe de la diplomacia rusa, Andréi Kózirev, también se mostró esperanzado en que los serbios de Bosnia "resultarán más sabios que los diputados del Parlamento y corregirán a sus políticos al aprobar el plan de los mediadores internacionales". La alternativa a esto será "un monstruoso baño de sangre", señaló Kózirev en su discurso ante la sesión conjunta de los dirigentes del Ministerio de Defensa y de Exteriores."Confío en que, contrariamente a la Asamblea de los serbios de Bosnia, la población serbia demostrará su sentido de responsabilidad y aprobará el plan de paz firmado el pasado domingo por su líder, Radovan Karadzic, en la cumbre de Atenas", escribe Yeltsin en su mensaje.

"La situación en Bosnia ha llegado a un punto crítico", se dice en el texto del presidente ruso, que insiste en que el plan Vance-Owen es la "única alternativa sensata a la guerra entre todas las partes en conflicto". Yeltsin reiteré ayer que Rusia apoyará con firmeza a "quienes honestamente vayan por el camino de la paz, basado en el plan Vance-Owen", y advirtió que quienes se nieguen a ello no podrán contar con su solidaridad.

El presidente ruso envió con urgencia a su representante especial para Bosnia, Vitali Churkin, a Belgrado en un desesperado intento de encontrar una solución que permita evitar el uso de la fuerza en la antigua Yugoslavia. Este movimiento recuerda el viaje de Yevgueni Primakov como representante del entonces presidente soviético, Mijaíl Primakov, a Bagdad en vísperas del ataque aliado contra Irak.

Kózirev informó a los altos funcionarios ministeriales que en el caso de que se apruebe la próxima semana el plan VanceOwen, la comunidad internacional, incluida Rusia, deberá realizar "una operación de gran envergadura para mantener la paz en la región". Según el titular de Exteriores, prácticamente todas las partes están interesadas en que sean precisamente tropas rusas las que garanticen la seguridad del corredor en el norte de Bosnia, que debe unir a los serbios de este territorio con Serbia.

La participación rusa en las fuerzas de paz de la ONU "constituye para los serbios una garantía más", subrayó Kózirev. Los rusos son aliados naturales de los serbios: como ellos, son eslavos, ortodoxos y usan el alfabeto cirílico.

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Decepción y golpe bajo

La decepción de los rusos es grande y comprensible: han hecho todo lo posible por evitar el endurecimiento de las sanciones contra los serbios y el uso de la fuerza. Yeltsin, que el miércoles recibió al secretario de Estado norteamericano, Warrren Christopher, se negó incluso a discutir con éste una posible intervención militar en la ex Yugoslavia, dando por supuesto que el Parlamento de los serbios de Bosnia aprobaría el plan Vance-Owen.

"Ha sido un golpe bajo", dijo un alto funcionario de Exteriores refiriéndose al rechazo del plan de paz de la ONU. "Los serbios de Bosnia hicieron fracasar los esfuerzos de Rusia por lograr la paz, que, como parecía aún ayer, comenzaban a dar fruto", señaló el anónimo funcionario, citado por Interfax.

Está por ver aún si los rusos apoyarán una intervención militar en la ex Yugoslavia en el caso de que, como muchos prevén, la población serbia de Bosnia rechace el plan Vance-Owen. Rusia siempre ha rechazado la posibilidad de usar la fuerza contra los serbios. Aunque Yeltsin habló de la necesidad de tomar "medidas decisivas" en su dura declaración sobre la crisis balcánica, hecha inmediatamente después de vencer en el plebiscito del 25 de abril, el mismo día el portavoz de Exteriores se apresuró a aclarar que esas medidas no significan la autorización rusa a una posible intervención militar.

Lo que parece claro, a juzgar por las declaraciones del viceministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, es que antes del plebiscito de los serbios de Bosnia, los rusos vetarán el uso de la fuerza en los Balcanes. "Moscú tendrá de momento una posición muy negativa ante cualquier proposición de intervención militar en el conflicto yugoslavo", advirtió.

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