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Los hospitales de Madrid atendieron en 1990 unas 10.000 urgencias por consumo de drogas

Los hospitales de Madrid atendieron en 1990 alrededor de 10.000 urgencias por consumo de drogas (opiáceos y cocaína), 900 de las cuales fueron por sobredosis de heroína. En aquel año, la estadística se disparó ya que durante el ejercicio anterior hubo, 6.000 urgencias en este apartado. Estos y otros muchos datos sobre natalidad, mortalidad o vacunación infantil figuran en el borrador del Plan Regional de Salud; un estudio detallado sobre las características sanitarias y sociales de los casi cinco millones de madrileños.

Destaca este plan sanitario que la población madrileña tiende a envejecer: dentro de 10 años habrá 300.000 ancianos (mayores de 65 años) más en la comunidad y 330.000 jóvenes menos. A continuación, se exponen otros de los datos que aparecen en este informe, confeccionado por la dirección general de planificación de la Consejería de Salud.Tasa de mortalidad. La esperanza de vida de los madrileños se ha alargado sustancialmente: es de las más elevadas de España. En 1986 murieron, a partir de los 65 años, y por cada 1.000 habitantes, 165 personas. Cinco años después, en 1991, el índice de mortalidad de ese sector se ha reducido a 157 personas. La menor tasa de mortalidad de los madrileños se registra entre los 10 y los 14 años: un 0,2% en 1986, frente al 0,1 en el 1991, por cada 1.000 habitantes.

Enfermedades. Las patologías derivadas del aparato locomotor son las más profusas entre los madrileños (casi 30 de cada 1.000 habitantes padecían en 1987 alguna afección de esta índole; seguidas del circulatorio (22 de cada mil vecinos), audición (16) y vista (9).

Entre las enfermedades cuya declaración es obligatoria, hubo 43 casos de tubercolosis por cada 100.000 habitantes en 1987. En 1991 se declararon, sin embargo, 14,4. La hepatitis vírica ha dado un vuelco positivo espectacular en los últimos años: en 1987 se declararon 254 casos (por cada 100.000 habitantes), mientras que en 1991 hubo 0,6 casos. Todo lo contrario ha sucedido con las hepatitis A y B: en 1987, no se dio ningún cuadro de ambas; en cambio, en 1991 se produjeron 46 casos por cada 100.000 habitantes de la A, y 14,2, de la B.

La sífilis se ha reducido notablemente: de 9,4 casos por cada 100.000 habitantes en 1987 se ha pasado a 5,9.

Sida. Es la enfermedad que más preocupa ahora a la Consejería de Salud, por su gran incidencia. Hasta 1992 se han, declarado 2.839 casos. El aumento ha sido progresivo desde que en 1982 se detectó el primer cuadro. Los últimos datos revelan la eficacia de las campanas informativas: en 1991 se declararon 927 nuevos casos, además de los ya existentes; casi 100 más que el año pasado.

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Morbilidad hospitalaria.. En el cuatrienio 1984-1988 murieron 2.833 madrileños (2.122 varones) por infarto de miocardio. La tasa de tumores malignos tampoco es desdeñable: en 1989 se registraron 431 tumores por cada 100.000 madrileños. El cáncer de mama se llevó entre 1984 y 1988 a un total de 2.087 mujeres y a dos hombres. Paralelamente, la cirrosis y otras enfermedades crónicas de hígado provocaron la muerte, en ese mismo tiempo, de 930 mujeres y 1.558 hombres.

Masificación en las urgencias. La saturación que habitualmente sufren los servicios de urgencias hospitalarios es otra de las cuestiones que aborda el borrador del Plan Regional de Salud. En 1990 acudieron por urgencia a los hospitales de Madrid 1.704.946 personas. Tres años antes, lo hicieron 1.269.791. Este aumento es achacado al deficiente funcionamiento de la atención primaria.

Vacunación infantil. El 90% de los niños nacidos en Madrid que llega a los dos años está vacunado, según datos correspondientes a 1988, excepto para la triple vírica. Esta vacuna se la había puesto en esa fecha el 86% de los niños.

Abortos legales declarados. Hasta 1989, en España se habían declarado 30.552 casos. Madrid es, con gran diferencia, la comunidad que más abortos legales registraba hasta entonces en el país: 8.238 casos. Cataluña, 440. A Madrid, le seguía Valencia (5.441 casos). Italia declaró hasta 1989 173.010 abortos legales.

Analfabetos. Casi un 1,98% de los madrileños era analfabeto en 1986, tasa que se redujo al 1,92 en 1991. La capa más amplia de analfabetismo comprendía a personas sin estudios que, no obstante, saben leer y escribir: 34,10%, en 1986, y 16,46, en 1991. Estudios primarios tenían en 1986 sólo un 22,81% de los madrileños, mientras que en 1991 alcanzaba el 27,83%.

Tasa de actividad por sexo y edad (personas que trabajan sobre el total de la población). El grupo de población activa de Madrid se concentra básicamente entre los 25 y los 54 años. En 1987 trabajaban, en esa franja de edad, el 94% de los varones y el 40,4% de las mujeres. En 1991 trabajan casi el 95% de los hombres y un 47,9 de mujeres. En la franja comprendida entre los 20 y los 24 años, en 1987, trabajaba el 66,4% de los hombres y el 58,1% de las mujeres. Cuatro años después, en 1991, se eleva a 65,5% el porcentaje de hombres que trabaja y al 60,9% en el caso de las mujeres.

Número de turismos y teléfonos por cada 1.000 habitantes. Madrid tenía 374 turismos y 577 teléfonos en 1988. La seguían Cataluña, con 361 vehículos y 530 teléfonos. Después aparecen Canarias (344 coches y 371 teléfonos) y Valencia (334 y 423 telefonos). Andalucía tiene 251 turismos y 274 teléfonos, siempre por cada 1.000 habitantes.

Gasto de los hogares por persona. En 1986, cada madrileño se gastaba una media de 534.507 pesetas en su hogar. De este dinero, un 24,5% lo dedicaba a alimentación. El País Vasco y Navarra dedicaban al hogar alrededor de 500.000 pesetas (un 27%, a alimentación). Cataluña gasta por persona en el hogar 475.728 pesetas (un 30,8%, en alimentación).

Muertos por accidente. En 1985 murieron 472 personas en accidentes de tráfico; en 1986, la cifra se elevó a 589, y en 1987 hubo 601 (455 varones y 146 mujeres). Los accidentes laborales son también cuantiosos, siempre según este plan sanitario. En 1987 se registraron 86.282. De éstos, algo más de 60.000 se produjeron durante la jornada laboral y requirieron la baja temporal del trabajador accidentado.

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