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LAS VENTAS

Las dos caras de Víctor Puerto

La serie de prometedores novilleros que barruntan gloria futura continúa en el escenario venteño, donde ayer estas semillas de esperanza florecieron nuevamente por triplicado, con mención honorífica y especial a Víctor Puerto. Este madrileño criado en Sevilla y sobrino de Antonio Sánchez Puerto, uno de los coletudos con mayor pureza en su toreo y más infamias en los despachos, cascabeleó su doble faceta de artista, en el tercer bicorne, y de valor y poder, en el sexto, un saldo de -gañafones al que cortó una merecidísima oreja.Si no se alcanzó el balance final y milagroso de tres trofeos de las dos anteriores novilladas fue por culpa de los no-villos, de desigual condición en su comportamiento, pero con el sombrío denominador casi común de la supina flojera. Porque la tema pisó el ruedo con el ciego arrebato de subir al tren de la oportunidad. A ser posible, en primera clase; o sea, cortando trofeos. A no ser posible, en segunda; es decir, dejando buen sabor.

González / Madrileño, García, Puerto

Cuatro novillos de Juan José Gónzález (uno fue rechazado en el reconocimiento y otro devuelto, por inválido), con trapío, manejables y flojos, excepto 6º, manso y peligroso. 3º y 4ºº, sobreros de Veiga Teixeira, que sustituyeronrespectivamente a uno de la divisa anunciada y otro de Juan Antonio Ruiz devueltos por inválidos; justos de presencia. 3º, manejable; 4º, manso, flojo y con peligro. El Madrileño: pinchazo sin soltar, pinchazo hondo perpendicular, media desprendida y descabello (algunas palmas); dos pinchazos, estocada corta y descabello (silencio). Juan Carlos García: pinchazo, metisaca y estocada desprendida (ovación y saludos); metisaca (silencio). Víctor Puerto, de Madrid, nuevo en esta plaza: media perpendicular trasera y descabello (palmas); estocada (oreja). Plaza de Las Ventas, 1 de mayo. Tercer festejo de la feria de la Comunidad. Más de tres cuartos de entrada.

A esta categoría ya se habían encaramado los tres al salir el último novillo. El Madrileño, con su excelente porte taraceado de técnica: marcando mucho el viaje para enseñar a embestir a sus bichos, y después estirándose con ortodoxia y ligazón hasta que éstos -el primero noblote y el otro complicado y al que sometió con valor- empezaron a caerse.Su pésimo manejo de la tizona le impidió llevarse algún trofeo. García, con la suave facilidad y regusto en naturales, redondos y trincherillas que aplicó hasta que se derrumbó el listón segundo, al que mató también mal. El precioso colorao quinto no cuenta, pues se pegó una tremenda voltereta tras asomarse y allí acabó todo. Puerto, con su demostración en el tercero de que ha bebido mucho en la magnífica fuente de su tío: clasicismo y facundia a raudales.

Entonces apareció ese sexto novillazo, alto, musculosísimo y descarado, y Puerto se subió a la primera clase. Luchando contra el ventarrón que se había desatado, la mansedumbre y los cabezazos; aguantando arreones y coladas, logró domeñarlo con berroqueña voluntad e incluso extraerle artísticos arabescos. La firma final fue un estoconazo, que transformó los tendidos en blanca nieve de pañuelos demandando con justicia la oreja.

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