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Una nueva victoria de la tribu

Los combates entre croatas y musulmanes en Bosnia central y Herzegovina tendrán muchas consecuencias, a cada cual más grave. Han causado centenares de muertos en una semana y han supuesto la aparición en este frente de métodos atroces de combate cuya efectividad han dejado sobradamente demostrada las fuerzas serbias en dos años de guerra.Además, han roto definitivamente la alianza entre el Consejo de Defensa Croata (HVO) y el Ejército bosnio en el campo de batalla por muchos acuerdos que sus altos mandos militares y políticos suscriban a partir de ahora. Las diferencias se remontan al principio de la guerra y surgen por la política de las fuerzas croatas de distribuir las armas por criterios étnicos. Para ello, Zagreb había impuesto en la dirección de la Comunidad Democrática Croata (HDZ) de Bosnia a sus leales ultranacionalistas, dirigidos por Mate Boban, y expulsado de la misma a los croatas leales a un Estado y a un Gobierno multiétnico bosnio, liderados por Stjepan KIjuic.

Las armas y otros suministros, procedentes de Croacia o compradas por el Gobierno bosnio en el exterior, tenían que pasar necesariamente por Herzegovina occidental bajo firme control del HVO. Éste podía así someter a un sistemático expolio al esfuerzo defensivo del Gobierno bosnio. En las regiones de Bosnia septentrional, las fuerzas croatas y bosnias han combatido juntas con gran tesón y éxito e infligido graves reveses militares a las fuerzas serbias.

Durante un año han impedido que éstas, pese a la abrumadora superioridad militar, hayan logrado aún afirmar su control sobre el corredor entre Serbia y Bosnia occidental y Krajina, vital para la continuidad territorial de los territorios ocupados en Bosnia y Croacia y la república de Serbia, a la que habrán de. unirse, según los planes finales de Belgrado.

La caída de Jajce, consecuencia de la tensión entre las fuerzas aliadas, había demostrado que sólo juntas podían ofrecer resistencia a la expansión serbia. Sin embargo, el llamado Plan Internacional de Paz, conocido por sus autores, David Owen y Cyrus Vance, ha dado la puntilla a esta alianza al imponer al Gobierno bosnio el criterio de la supremacía étnica en las provincias en que, de cumplirse, habrá de dividirse Bosnia. Nada más firmar el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, este plan, bajo masivas presiones internacionales, el croata Mate Boban dio un ultimátum a las unidades del Ejército bosnio en las provincias croatas del plan Owen-Vance para que entregaran sus armas al HVO. El día que este ultimátum expiraba, el 15 de abril, estalló el conflicto armado.

La supremacía racial

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La aceptación internacional de los criterios de supremacía racial ha dejado desahuciados a los defensores de la convivencia multiétnica y del estado de ciudadanos. El Ejército bosnio, en el que luchaban todos -musulmanes, croatas y serbios- los que creían en el estado de los individuos y no de la tribu, se ha convertido ya, en contra de su voluntad, en un Ejército casi exclusivamente musulmán. El HVO ejerce violentas represalias contra todo croata que prefiera las filas del Ejército bosnio a las suyas.

Ahora, ambas fuerzas se han lanzado a la conquista territorial y a la limpieza étnica en las zonas limítrofes de las provincias inventadas por Owen y Vance. Como estas tienen poblaciones mixtas, las fuerzas mayoritarias o mejor armadas en cada zona, en cada pueblo y aldea, intentan imponer su supremacía con las armas. Es una nueva victoria del presidente serbio, Slobodan Milosevic, y la política de hegemonía racial que él inició en los Balcanes. Seis años después de anunciar en Kosovo sus planes de supremacía étnica serbia y asestar así el golpe mortal a la federación yugoslava, los croatas le emulan y hasta los pueblos más opuestos a la segregación racial, como los musulmanes bosnios, son empujados por la comunidad internacional a renunciar a la sociedad interétnica y ciudadana, ese logro de la civilización. El espíritu de la tribu avanza.

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