Disputa por la herencia
México lloraba ayer la muerte de un hombre bueno y sencillo que durante décadas hizo reír al mundo: Mario Moreno, Cantinflas, el cómico más popular del cine hablado en español. Cantinflas falleció a los 81 años de edad en la madrugada de ayer en su domicilio de Ciudad de México, rodeado de sus familiares y sin sufrir. Un cáncer de pulmón, detectado hace mes y medio, le obligó a pasar sus últimos días en cama. Había debutado en el cine en 1936, y deja en su filmografía casi 50 cintas, entre ellas, Cara y cruz (1937), la que le lanzó a la fama cuando apenas contaba 26 años de edad. Sobrevivirá su personaje, un tierno y parlanchín pelado mexicano, siempre superior a sus películas.Mario Moreno, Cantinflas, ha muerto dejando una impresionante e incalculable fortuna. Sin embargo, pese a estar considerado como uno de los hombres más ricos de América Latina, también lo ha sido en lo generoso. Desde muy joven, Cantinflas quiso compartir con los demás sus ganancias y hoy deja tras de sí toda una obra social digna de encomio, que se inició con festivales benéficos gratuitos, continuó con grandes favores sociales bajo la condición del silencio y se materializó después con orfelinatos, escuelas e instituciones infantiles.Cantinflas se casé en 1934, cuando aún hacía vida en las carpas circenses y todavía no había debutado en el cine, con la bailarina rusa Valentina Subirev, con la que tuvo un único hijo, Mario, nacido en 1951. Ya ayer en México se comentaba que el hijo de Cantinflas estaba dispuesto a pelear en los tribunales la suerte de la fortuna dejada por su padre, que desea íntegra para él como legítimo y único heredero.
Sin embargo, ésta no es la primera vez que el dinero de este genio universal del cine mexicano es reclamado en su entorno familiar. En 1991, Mario Moreno llegó a un arreglo con su compañera sentimental, Joyce Jett, por una cantidad superior a los 26 millones de dólares para que ésta le exonerara por escrito ante un juez norteamericano de cualquier responsabilidad marital en el futuro. Cantinflas y Jett no llegaron a casarse nunca, pero vivieron juntos 22 años. De su relación nacieron cuatro hijos.
Símbolo de la alegría
Pese al dinero y a la fama, existe la faceta humana de Cantinflas, por la que ha sido varias veces reconocido en vida como personaje representativo de la paz y la armonía en el mundo. La Organización de Estados Americanos (OEA) le rindió en 1983 un caluroso homenaje en Washington erigiéndolo como símbolo de la alegría en el continente. Tres años después recibía en Nueva York la. Cruz de las Américas.
Cantinflas, que en 1983 viajó a Madrid para promocionar un disco de la Unicef, fue siempre una persona preocupada por los niños, sobre quienes vaticinó que se encuentran ante un futuro nada halagador.
Una vez dijo que quería ser recordado como un hombre que trató de hacer felices a sus hermanos. Pero también reveló lo que, a modo de epitafio, prefería en ese momento que quedara para siempre junto a su tumba. La frase decía: "Parece que se ha ido, pero no es cierto".
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