Oído y talento

El talento coreográfico no abunda, Cuando aparece, debe ser aprovechado, explotado y desarrollado. Juan Carlos Santamaría (Guipuzcoa, 1964), que ya demostró su valía en Madrid en Danza 1991 con su trío Alquibla, tiene el valor inicial de la modestia y de una actitud concienzuda ante el trabajo creador.La Real Escuela Profesional le ha dado a Santamaría una importante oportunidad de experimentar con libertad en estas obras, imperfectas todavía, en evolución, pero llenas de interés. La sala de actos del centro deviene así en un eventual foro de iniciación del que carecen los nuevos, creadores del ballet.

Bailando con Vivaldi es un esfuerzo poco logrado de acercarse al neoclásico, y hace un guiño ingenuo al Balanchine de Concerto Barocco. Después, la frescura de El Tiburón arrancó sonrisas de pequeños y grandes en un hábil juego infantil de iniciación escénica. Para terminar, No na gore se aproxima con respeto y nuevos aportes a la escuela holandesa de Duato, usando del canon para mover el cuerpo de baile, hasta reflejar que Santamaría entiende profundamente la música.