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Instinto de supervivencia

Al dejar su suerte en manos de los electores, Felipe González intenta atajar las dificultades que estaban a punto de transformar el último año de su mandato en una dulce agonía. Es cierto que los sondeos son, en este momento, más bien malos para los socialistas, pero es mejor evitar que tengan tiempo de convertirse en algo completamente execrable.También es cierto que el PSOE, con sus facciones duramente enfrentadas, no está en la mejor posición para afrontar unas elecciones, pero más vale una unidad coja que una desunión completa. Y, sin duda, la recesión europea se hace sentir cruelmente en España, aunque lo peor está todavía por venir. Al convocar elecciones anticipadas, González sólo obedece al instinto de supervivencia.

Ahora bien, esta supervivencia no está garantizada. Es más bien la partida de defunción de la larga década socialista española lo que se firmó el 12 de abril. Tampoco está asegurada la, victoria de la derecha conservadora. Es incluso posible que el próximo presidente del Gobierno español se llame Felipe González.

Pero, al perder la mayoría absoluta que le ha permitido imprimir con entera libertad su marca en la España del PSOE, deberá, él también, cambiar de época. Además, es necesario que pueda. Los aliados a los que puede recurrir para formar coalición gubernamental venderán cara su participación, y el PSOE no está acostumbrado a compartir.

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13 de abril

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