Andreotti responde ante el Senado sobre sus presuntas entrevistas con la Mafia
Giulio Andreotti, 33 veces ministro y siete presidente del Gobierno, responderá hoy ante la comisión rogatoria del Senado de las gravísimas acusaciones de relación con la Mafia que le formulan ocho arrepentidos y por las que la Fiscalía de Palermo pide autorización para procesarle. Su situación ha empeorado en las últimas horas, pues el célebre arrepentido Marino Mannoia dice haber sido testigo de tres entrevistas del ex primer ministro con jefes de la Mafia.
El Senado mantiene en secreto el contenido exacto de estas acusaciones, mucho más graves que los iniciales testimonios indirectos de que Andreotti era el presunto garante de las conexiones mafiosas de su hombre de confianza en Palermo, el ex eurodiputado democristiano Salvo Lima, base inicial de su demanda. Pero la prensa italiana ha publicado numerosas indiscreciones sobre la nueva requisitoria que el fiscal jefe de Palermo, Giancarlo Caselli, un magistrado de gran prestigio en Italia envió al Parlamento el pasado fin de semana.El documento contiene los interrogatorios que el propio Caselli acaba de realizar al ya citado Mannoia y a Tominaso Buscetta. Fueron efectuados en Estados Unidos, donde ambos residen bajo protección y donde siguen colaborando con la Justicia. Mannoia, un químico de la heroína que fue el brazo derecho de Stefano Bontade, gran capo mafioso de Palermo hasta que los corleoneses le asesinaron a comienzos de los años ochenta, es, por ejemplo, un testigo de cargo fundamental en el juicio contra la familia Gambino, que ha controlado la Mafia neoyorquina. Buscetta es conocido como el más estrecho colaborador del juez Giovanni Falcone, asesinado en mayo por la Mafia.
De acuerdo con las noticias mencionadas, Mannoia ha contado a Caselli, al parecer con todo lujo de detalles relativos al día, el lugar y hasta los vestidos de las personas implicadas, una presunta entrevista del entonces primer ministro Andreotti con Bontade, celebrada el año 1979 en Roma. Y aunque él no estuvo presente en el encuentro, del que es testigo porque vio a los participantes cuando acompañó a su jefe hasta la puerta, ha añadido que se habló de Piersanti Matarella, entonces presidente de la región siciliana. Matarella, prosigue Mannoia, no gustaba a la Mafia porque le era hostil.
Al parecer, el químico mafioso ha hablado de otro encuentro previo con un mafloso no identificado, presuntamente celebrado por Andreotti a comienzos de los años 70.
Afirma el mismo testigo que Andreotti y Bontade volvieron a entrevistarse en Sicilia, poco después de que Piersanti Matarella fuera asesinado, el 6 de enero de 1980. Y el arrepentido indica como presente en ese encuentro a Gaetano Badalamenti, un capo mafioso que todavía vive en la cárcel y que, hasta ahora, no parece haber confirmado sus palabras.
Demasiado tarde
Desde ese tercer encuentro, Andreotti intentó distanciarse de la Mafia, pero ya era demasiado tarde, ha dicho Mannoia. Estas declaraciones han sido sustancialmente confirmadas por Buscetta, quien, por su parte, parece haber declarado, también con el apoyo de Mannoia, que el ex primer ministro ordenó a la Mafia que asesinara al ex gobernador de Palermo, general Carlo Alberto Dalla Chiesa.Buscetta ya había afirmado ante el Parlamento que, en 1979, cuando Dalla Chiesa estaba implicado en la lucha antiterrorista, pero todavía no en la antimafia, le fue encargado que sondeara en la cárcel la disponibilidad de las Brigadas Rojas a reivindicar un eventual asesinato del general que, en realidad, iba a ser realizado por la Mafia.
El atentado no se hizo hasta 1982, poco después de que Da lla Chiesa fuera trasladado a Palermo. Pero, según Buscetta, se trató siempre de un favor de la Mafia al sector de la Democracia Cristiana (DC) que temía lo mucho que el general sabía sobre el secuestro de Aldo Moro, el primer ministro democristiano asesinado en 1978 por las Brigadas Rojas (BR).
Por la misma razón, y siempre por la presunta indicación de Andreotti, fue asesinado Mino Pecorelli, un periodista ligado a la logia masónica P-2 y a los servicios secretos, que amenazaba con publicar los nombres de democristianos implicados en el caso Moro. Así lo asegura Buscetta, quien sostiene que parte de la DC promovió, a través de elementos de los servicios, el secuestro y asesinato de Moro para liquidar su proyecto de dar entrada en el Gobierno a los comunistas. Andreotti, ministro entonces de Exteriores, era considerado el más fiel aliado italiano de Estados Unidos.
El político italiano más famoso de la posguerra ya ha declarado a la prensa en su defensa que no hay pruebas concretas contra él; que se siente víctima de una campafia promovida por el ex alcalde democristiano de Palermo y líder del Movimiento, La Rete, Leoluca Orlando, y que no resulta verosímil que el general Dalla Chiesa se reservara ninguna información relevante sobre el asesinato de Moro.
En cambio, Claudio Martelli, ex ministro de Justicia del último Gobierno de Andreotti, ha afirmado que la verdad de muchos misterios de la historia reciente de Italia parece ahora al alcance de la mano. Martelli ha culpado a Andreotti, a la P-2 y a Orlando de que los jueces le hayan implicado en un intento de venta de títulos bancarios presuntamente robados. Los magistrados piensan que los certificados representaban comisiones ¡legales gestionadas presuntamente por Martelli, Andreotti y el jefe masón Licio Gelli.
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