Una misión sin efectos sobre la situación bélica
La vigilancia de la prohibición de vuelo en el espacio aéreo de Bosnia-Herzegovina, que iniciaron ayer aviones norteamericanos, holandeses y franceses, no puede tener efecto militar alguno sobre la situación bélica en el terreno. De las más de 500 violaciones de la prohibición de vuelo registradas desde que se decretó, la inmensa mayoría de las mismas, realizadas por las fuerzas serbias, fueron vuelos de helicóptero para el transporte de tropas, evacuación de heridos y apoyos logísticos al Ejército y rebeldes serbios.Los vuelos ofensivos de aviones de combate, muy numerosos en la guerra en Croacia y frecuentes en la primera fase de la guerra en Bosnia, ya no resultan casi prácticamente necesarios para el Ejército serbio. Tan sólo hace unas semanas, en una operación destinada a debilitar la defensa bosnia en el cerco a Srebrenica, se produjeron tres ataques aéreos en esta región de los que fueron testigos observadores de la ONU.
Implicación de Serbia
Éstos indujeron a las potencias occidentales a presionar al Consejo de Seguridad para que adoptase una nueva resolución que entró en vigor ayer. Aquellos aviones habían partido, según todos los indicios, de aeropuertos de la república de Serbia. Se produjeron en un momento en el que las fuerzas serbias se sentían, una vez más, reafirmadas en la decisión occidental de no intervenir militarmente en Bosnia.
Esta seguridad en que se movían les indujo a unos ataques aéreos que no eran en absoluto necesarios para sus fines bélicos en su última y, al parecer, definitiva ofensiva para expulsar a toda la población musulmana de Bosnia oriental.
La voluntad occidental de imponer incondicionalmente a Serbia y sus fuerzas en Bosnia el fin de la ofensiva de limpieza étnica y la conquista territorial sigue siendo nula. Pero la presencia continua de aviones de combate en los cielos de Bosnia-Herzegovina aumenta en buena medida las posibilidades de un incidente que lleve a la escalada bélica y, de este modo, se produzca una intervención militar.
El propio responsable de los cascos azules en Bosnia-Herzegovina, el francés Philippe Morillon manifestó ayer: "No cambiará de inmediato la situación sobre el terreno". El militar de la ONU añadió que los próximos días son cruciales y señaló: "No me iré en esas condiciones".
Morillon mostró su confianza en que los serbios sean "lo suficientemente prudentes para mantener sus aviones en tierra". El general francés dijo que los cascos azules están preparados para cualquier eventualidad.
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