EE UU e Irak se acusan de provocación
La luna de miel entre Sadam Husein y Bill Clinton parece haber terminado dos meses y medio despua de que Irak decretara, el pasado 19 de enero, un alto el fuego unilateral. Estados Unidos asegura que cuatro de sus aviones fueron atacados el pasado viernes por baterías antiaéreas iraquíes durante un vuelo de reconocimiento en la zona de exclusión situada al norte del paralelo 36, por lo que se vieron obligados a responder. Bagdad niega esta versión y acusa de "agresión" a los cazas estadounidenses.
El problema de Irak ha llegado de repente al despacho del presidente norteamericano, Bill Clinton. El viernes, cuando asistía al funeral de su suegro en Little Rock, el presidente fue informado de que cuatro aviones estadounindeses, tres F-16 y un F-4G, habían sido atacados por baterías antiaéreas iraquíes, cerca de Mosul, por lo que se vieron obligados a responder. El presidente, a diferencia de su antecesor en el cargo, George Bush, no hizo comentario público alguno."Este último incidente demuestra que Irak sigue sin obedecer las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y sigue sin cumplir con sus obligaciones", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, cuya versión no coincide con la de Bagdad, que niega haber ocasionado el incidente y asegura que el ataque estadounidense les sorprendió totalmente. El general Abdeljawad Dhanun, gobernador de la provincia de Nínive, fue expresivo al respecto: "Los soldados estaban comiendo en ese rnomento" y añadió que "no hubo disparo alguno por parte de las defensas iraquíes en la región de Sadam Dam", en el norte del país.
La televisión iraquí mostró las imágenes de los restos de. unas bombas, supuestamente caídas cerca de Mosul, ciudad situada al norte de Irak. Llevaban inscripciones en inglés. Un soldado, Alí Karnel Alí, fue mostrado con un espectacular vendaje en la cabeza. Fue, al parecer, la principal víctima.
La prensa fue ayer más lejosal calificar los hechos de "agresión" norteamericana y añadir que ésta "no quebrará la voluntad del pueblo iraqui".
Miembros de la Administración Clinton, que cita The New York Times, expresaron ayer su preocupación de que el incidente pueda ser deliberado y de que se pueda repetir en los próximos días. "Si empiezan a disparar otra vez, eso significará que volvemos al enfrentamiento y la situación se puede deteriorar de nuevo con mucha rapidez", aseguró un alto cargo del Departamento de Defensa, que The New York Times no identifica.
Paso adelante, otro atrás
"Irák mantiene una política de un paso hacia adelante y otro hacia atrás, buscando siempre conocer los límites en cada momento", aseguró una fuente diplomática europea a EL PAÍS durante la crisis del pasado mes de enero en Bagdad.Estados Unidos insiste en su versión de los hechos y asegura que sus aviones arrojaron cuatro bombas de fragmentación sobre otras tantas baterías iraquíes tras ser atacados previamente por éstas. Fuentes del Departamento de Defensa dijeron además que los aviones estadounidenses habían sido fijados por los radares iraquíes, hecho que se considera agresivo, pues antecede al disparo de misiles tierra-aire capaces de derribar a un avión.
Washington maneja dos hipótesis para explicar lo sucedido: que el incidente fue ordenado por Bagdad, lo que, abundaría en la tesis diplomática anterior, o que se produjo por iniciativa de los comandantes locales.
El presidente Clinton se desmarcó desde un primer momento de la política seguida por Bush, dando a entender que la nueva Administración no condicionaba el levantamiento de las sanciones al abandono del poder por parte de Sadam.
La tensión coincide con la llegada a Bagdad de un nuevo grupo de inspectores de la ONU, cuya misión es hacer cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad, sobre todo la que se refiere a la eliminación total del programa iraquí de armas de destrucción masiva. En la última semana de la presidencia de George Bush este tipo de incidentes se multiplicaron. Irak no reconocía, y no reconoce, el derecho de EE.UU y sus aliados a sobrevolar las zonas de exclusión aérea, pues éstas no habían sido establecidas por las Naciones Unidas.
El enfrentamiento condujo a un ataque de 45 misiles Tomahawk sobre una instalación nuclear en el sur de Bagdad, uno de los cuales cayó sobre el hotel Al Rachid. El 19 de enero, un día antes de la jura del presidente Clinton, el Consejo de la Revolución iraquí, presidido por Sadam Husein, decretó un alto el fuego unilateral, como gesto de buena voluntad ante el nuevo presidente de los Estados Unidos.
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