Gutiérrez y Redondo dicen que la reforma laboral del Gobierno es la que quieren la CEOE y la derecha

El documento sobre la reforma laboral que el Gobierno envió el jueves al Consejo Económico y Social (CES) echó leña en España a la jornada de protesta contra el paro convocada para ayer por los sindicatos europeos en 26 países, y en la que se movilizaron más de un millón de trabajadores, según los organizadores. En Madrid, UGT y CC OO rechazaron con rotundidad ante 2.000 trabajadores la propuesta gubernamental. El líder de CC OO, Antonio Gutiérrez, afirmó que "violencia es tener tres millones de parados y pedir facilidades para despedir". Tanto Gutiérrez como Nicolás Redondo, secretario general de UGT, creen que el documento del Gobierno responde a las propuestas de la CEOE y de la derecha.

El lema de la jornada europea de protesta de ayer, sin empleo no hayfuturo, resume la mayor preocupación del sindicalismo en la actualidad. Los mayores aplausos, los más prolongados y más emocionados del mitin de ayer en Madrid los cosechó Nicolás Redondo cuando afirmó que el paro es una lacra social que hay que eliminar porque socava la base del sistema democrático. La tensión se elevó aún más cuando remató asegurando que "detrás de cada parado hay un drama humano, suyo y de su familia".El mitin celebrado ayer en la Plaza Mayor sirvió además para que los sindicatos atacasen con dureza la iniciativa del Gobierno de enviar el informe sobre la reforma del mercado de trabajo al CES. "En lugar de negociar cara a cara, el Gobierno sustituye la negociación por enviar este documento al CES", afirmó Gutiérrez. [El Consejo, que debe dictaminar sobre la reforma en dos meses, es un órgano de debate pero no de negociación.]

Los dos sindicalistas afirmaron que, aunque el documento sea más ambiguo que el ministro de Economía, Carlos Solchaga, se trata del mismo discurso: reformar el mercado laboral para facilitar el despido. Y reiteraron su negativa de forma clara.

"Ése es un ensayo que no estamos dispuestos a hacer", aseguró Nicolás Redondo, quien levantó aplausos al decir: "se trata de una amenaza para facilitar el despido que no podemos tolerar". Con el nuevo modelo se conseguirían más parados, según el líder sindical. Con esta nueva iniciativa, el Gobierno "está haciendo el juego a la derecha", aseguró Redondo.

Los sindicatos rechazaron la actual política económica, y pidieron un giro social. Pero sus ataques más duros fueron para la derecha en la que "no hay nada bueno". "La derecha no es solución ni en España ni en Europa", dijo Gutiérrez.

La patronal CEOE recibió otra andanada cuando el secretario general de CC OO aseguró que "violencia es el decálogo de Cuevas y la CEOE para recortar avances democráticos de los trabajadores". Para Gutiérrez, es la "histeria antidemocrática" de Cuevas la que espanta a la inversión extranjera.

El Gobierno recibió también severas críticas. "Que la derecha sea peor", dijo Redondo, "no sirve de consuelo a los parados". Añadió que el Gobierno está haciendo el juego a la derecha, tanto con el informe enviado al CES, como ignorando las demandas de los trabajadores "al hacer oídos sordos, aplicar el decretazo y congelar el salario de los funcionarios".

Antonio Gutiérrez instó al Gobierno a enterrar el Plan de Convergencia, asegurando que está ya derrotado por la vida real. "Comprobar ese fracaso anunciado nos ha costado tres millones de parados y arruinar la inversión y el futuro inmediato de España", dijo. Los dos líderes ofrecieron a los trabajadores concentrados en la Plaza Mayor la ley de huelga como un auténtico triunfo sindical.

"Es una buena ley", dijo Gutiérrez, "fruto de la huelga general del pasado 28 de mayo y supone un avance democrático contra el frente patronal y las derechas: las de Aznar, Pujol y Ardanza". "Con la ley de huelga hemos ganado a la derecha de dentro y de fuera", aseguró Redondo, aludiendo a los enfrentamientos PSOE-Gobierno.

La convocatoria contra el paro tuvo eco en toda España. En Sevilla se manifestaron unos 2.500 delegados. En Barcelona, unos 5.000 delegados de CC OO, y UGT se concentraron en el Palacio de Deportes. En otras ciudades también hubo actos de protesta.