¿Se trata de humillar al ciudadano?

Ayer fui víctima de un abuso de poder con premeditación y mala fe por parte de la Compañía Metropolitano. Siguiendo las recomendaciones del Gobierno, decidí dejar mi coche aparcado y viajar en metro. Entré en la estación de San Bernardo a las ocho de la tarde, dispuesto a comprar mi billete, pero, aunque el acceso estaba claramente abierto al público, no había nadie en la taquilla que pudiera atenderme. La taquilla estaba desierta. Busqué inútilmene al encargado. No llevaba dinero suelto, y las máquinas automáticas se negaban a aceptar mi dinero en forma de papel moneda. Dado que tenía prisa, decidí seguir adelante e intentar pagarle al jefe de estación o a quien quisiera cobrarme. Mi intención se transformó en indignación cuando, a la vuelta del pasillo, agazapados para no ser descubiertos, me encontré con no menos de 10uniformados, entre inspectores y guardias jurados, que inmediatamente se lanzaron sobre mí exigiéndome el billete que sabían que no podía haber comprado. No era un control rutinario, sino una trampa con cebo. Me pidieron el carné de identidad y me sancionaron con una multa. Ellos no eran taquilleros, me dijeron, sino encargados de poner multas. Me extrañó que no llevaran un antifaz, porque aquello era lo más parecido a un atraco. Luego he sabido que mi caso se está repitiendo en muchas otras estaciones. ¿Es ésta una nueva forma de recaudación del Estado o sólo se trata de humillar al ciudadano?-