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150 estudiantes se quedan sin un vuelo a Moscú que les costó 65.000 pesetas

Francisco Peregil

Ayer a las diez de la mañana aparecieron en Barajas: futuros empresarios, sociólogos y arquitectos, todos en tercer curso de carrera. A las tres de la tarde, un responsable del aeropuerto les comunicó que el vuelo saldría a las cuatro y dormirían en Moscú. A las ocho les informaron de que el avión no aparecía por ninguna parte. Y a las diez de la noche, la agencia General Tours y la compañía rusa Aeroflot extrajeron una conclusión: los responsables de la acrolínea en Moscú no enviaron el avión. Desconocían las causas.

Mientras tanto, los 150 alumnos se plantaron en los pasillos, al grito de "queremos un avión", "nos han estafado" y similares. Algunos lloraban de rabia y otros preferían bromear "por no matar a alguien".Los futuros sociólogos explicaron que había sido la agencia minorista de viajes Paralelo 40 quien les concertó el vuelo con General Tours. Y allí aparecía la directora de Paralelo 40, María Teresa Ramos, con su abrigo claro, sus ojos también claros, para dejar bien sentado, ante ellos y los medios de comunicación, que Paralelo 40 era el principal perjudicado. "Mi empresa con esta historia pierde dinero y credibilidad".

Explicó que la agencia mayorista General Tour era solvente, especializada en vuelos a países del Este y que el viaje era barato. "Por eso hemos contratado con esta compañía".

General Tours comunicó a los excursionistas que sólo los que llegaron desde fuera de Madrid, muy pocos, tendrían derecho a un hotel cercano al aeropuerto. El resto, debería esperar hasta el lunes en sus casas por si hubiera otro vuelo. No les garantizaban viajes ni trayectos alternativos ante la avalancha de demandas que se avecinan estos días.

Tras oír esto, en la misma comisaría del aeropuerto, los alumnos interpusieron una denuncia contra la agencia.

En otra ala de Barajas, General Tours le mostraba al máximo responsable del aeropuerto los documentos que avalaban la legalidad del viaje: el plan de vuelo de llegada y la autorización de Eurocontrol, las tasas del aeropuerto y el combustible pagado. Todo legal, pero faltaba la aeronave.

A eso de las 0.15, tras una reunión entre los responsables de la agencia, la compañía aérea y el aeropuerto, los estudiantes supieron que Aeroflot había intentado localizar a su director general en España, sin conseguirlo. En teoría, él podría proporcionar la respuesta a todas su preguntas.

Cuando los 150 alumnos volvieron a casa, el misterio del avión fantasma aún no se había resuelto.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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