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YeItsin conjura la amenaza de destitución

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, conjuró ayer con éxito la amenaza de destitución que planeaba sobre él en el primer día de la sesión extraordinaria del IX Congreso de los Diputados (superparlamento), donde se perfilaban nuevas alianzas y posibilidades de acuerdo entre el líder ruso, el vicepresidente del Estado, Alexandr Rutskói, y el presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin. Ruslán Jasbulátov, el jefe del Parlamento, permanecía firme en su intento de tratar de mermar al máximo el margen de maniobra del presidente Borís Yeltsin, a quien acusó de tratar de monopolizar el poder.

La actitud de Ruslán Jasbulátov, que ignoró la convocatoria de plebiscito efectuada por Yeltsin, vino avalada por un proyecto de resolución elaborado por la comisión redactora. Este proyecto, de aprobarse, dejaría al presidente convertido en una mera figura decorativa y privado de mecanismos de acción.En un tono extraordinariamente conciliador que contrastaba con sus últimas apariciones públicas, Yeltsin reconoció ayer haber cometido muchos errores en la puesta en práctica de la reforma económica y haber albergado una "esperanza exagerada" hacia la ayuda occidental. El presidente se mostró dispuesto a formar un Gobierno de amplia base social, con representantes de las repúblicas incluidos, y renunció a presentar a referéndum un borrador radical de Constitución, decantándose a favor del borrador oficial, preparado por la comisión constitucional. Este borrador fue aprobado por el Congreso en abril de 1992 y difiere del otro proyecto, preparado en el "laboratorio" de Serguéi Shajrai, el asesor jurídico de Yeltsin.

Yeltsin continuó demostrando su inconmovible intención de someterse a un plebiscito el 25 de abril y propuso al Congreso que se sumara a él con su propia pregunta sobre la confianza popular en esta institución. Las palabras del presidente, que sonaban un tanto extrañas teniendo en cuenta su actitud de los últimos tiempos, eran acogidas con murmullos por los diputados.

El acercamiento de Valeri Zorkin y Alexandr Rutskói al presidente quedó demostrado en las respectivas intervenciones de estos políticos que, sin embargo, pusieron condiciones. Ambos coincidieron en que el presidente debe renunciar al círculo de sus allegados, al que atribuyen perniciosas influencias sobre Borís Yeltsin. También coincidieron en la necesidad de celebrar nuevas elecciones anticipadas a presidente y diputados el próximo otoño. Rutskói se quejó de que los colaboradores de Yeltsin le boicotean todas sus iniciativas y apoyó la celebración del plebiscito sobre la confianza en el presidente el 25 de abril. Zorkin apoyó la idea del referéndum en general. Referéndum y elecciones son dos de las posibilidades que combinaban ayer los sectores moderados del IX Congreso con distintas fórmulas y variantes.

División de poderes

Yeltsin dijo estar de acuerdo con la mayoría de los 10 puntos de un manifiesto presentado por el presidente del Tribunal Constitucional. Zorkin exigió al Congreso que elimine las contradicciones existentes en la Constitución y, por primera vez, pidió que se armonice este texto con la idea de división de poderes declarada en el preámbulo constitucional. Al decir esto, Zorkin estaba pidiendo al Congreso que eliminara el punto que fija la supremacía de este organismo como "máxima institución de poder" en Rusia y otros puntos que hoy permiten al Legislativo mantener en jaque al presidente. Zorkin exhortó también al Congreso a autoliquidarse, es decir, a hacerse el haraquiri en favor de un Parlamento de dos cámaras.

El planteamiento de la moción de destitución sigue abierto hoy, pero tal posibilidad es remota, según reconocían portavoces de la oposición, partidarios de tal medida. Lo más realista es que falten entre 50 y 100 votos para obtener la cifra mágica de 689, necesaria para la destitución, según opinaba el portavoz del presidente, Viatheslav Kostikov. En total, el Congreso tiene hoy 1.033 diputados, según los últimos datos facilitados por Ruslán Jasbulátov.

Si la moción de censura no triunfa, la oposición se contentará con unas elecciones anticipadas del presidente y de los diputados, decía ayer lliá Konstatinov, uno de los líderes del bloque Unidad Rusa. Hay también posibilidades de que el IX Congreso haga suya la idea del referéndum propuesta por Yeltsin y le incorpore preguntas sobre el apoyo social a la reforma.

En el proyecto de resolución presentado por la comisión redactora se acusa al presidente de querer establecer un régimen personal que amenaza la integridad del Estado. El proyecto toma como punto de referencia el llamamiento al pueblo efectuado el sábado, día 20 de marzo, por el presidente. Tras formular una "severa advertencia" a Yeltsin, el proyecto propone echar de sus cargos a las personas que se distinguen por su "comportamiento provocador".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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