El teatro celebra su Día Mundial en España con la desaparición de importantes festivales
El número de espectadores se ha reducido a menos de la mitad en la última década
La celebración del Día Mundial del Teatro coincidía desde hace 12 años con el Festival Internacional del Teatro de Madrid, una de las apuestas más novedosas e interesantes con respecto al teatro, creada por la Asociación Cultural Caballo de Bastos cuando se estrenaba la década de los ochenta. Ahora, sin ninguna voz que lo criticara, ha desaparecido. El dinero que las tres administraciones (Ministerio de Cultura, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid) dedicaban al certamen iba a ser invertido en mejorar la infraestructura teatral madrileña, decisión que contaba, incluso, con el apoyo de la Unión de Actores. Pero el Ayuntamiento madrileño no acaba de definirse y amenaza con descolgarse del proyecto y dejar a la Comunidad de Madrid y al ministerio compuestos y sin novio que aporte los 50 millones de pesetas anuales -200 en total- que tendría que dar la municipalidad.En Barcelona, el pasado otoño dejó de celebrarse otro festival, el de Tardor, dado el desacuerdo de las instituciones implicadas para su continuidad, informa Jacinto Antón. Además, la ciudad ha visto amenazada su convocatoria teatral más popular, el festival de verano Grec, salvado en el último momento gracias a la intervención personal del alcalde Pasqual Maragall. El Festival de Tardor de Barcelona, que se celebró durante tres años y culminó en 1992 con el Festival Olímpico de las Artes, ha dejado de existir este otoño. El festival sustituyó, dándole una mayor dimensión, al tradicional Memorial Xavier Regás. Tanto la Generalitat de Cataluña como el Ayuntamiento barcelonés se habían mostrado dispuestos a dar continuidad al Festival de Tardor pasados los JJ OO e incluso se habían comprometido por escrito a ello, pero, finalmente, lo han suprimido por la pasiva.
La revista El público, dependiente del Ministerio de Cultura fue creada en 1982 por el Centro de Documentación Teatral. Tampoco podrá conmemorar este Día Mundial del Teatro de 1993 a pesar de que su director, Moisés Pérez Coterillo, consiguió en pocos años convertir esta publicación en una de las más prestigiadas y valoradas del mundo teatral internacional. El pasado noviembre, cuando se presentó el último número de la revista, se pensó trasvasar el proyecto de Pérez Coterillo a otras manos y con otros objetivos: una revista de espectáculos que financiaría el Ministerio de Cultura, pero hace pocas semanas se desestimó totalmente el proyecto. Cultura anunció ayer que el Centro de Documentación Teatral (CDT) va a editar boletines con datos, cifras de taquilla y numerosos aspectos documentales. Algunos afirman que el CDT acabará convirtiéndose en una sucursal del Museo de Almagro -dirigido como el Centro de Documentación por Andrés Peláez-, algo que no niega el propio Juan Francisco Marco, director general del Insituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), quien afirmó ayer que dicho museo y el CDT deben estar totalmente conexionados.
Los datos de la crisis
"La cultura en España es un sector que desde el punto de vista estructural es débil", según un estudio sobre El sector cultural en España ante el proceso de integración europea, efectuado por el Centre d'Estudis de Planificació (CEP), de Barcelona. Los encuentros, que reunieron a un centenar de creadores y especialistas, se celebraron en Madrid a comienzos del pasado diciembre. "España no es competitiva a la hora de desarrollar los costes de las empresas culturales y, con el mercado únido europeo, puede ocurrir que empresas de Francia o Italia ocupen el lugar de las nuestras ofreciendo servicios más baratos". Esta predicción fue hecha por el consejero delegado de la SGAE, Teddy Bautista, durante su intervención en las citadas jornadas, y, según se afirmó allí, pueden ser perfectamente aplicables al sector teatral español, debido al alto coste de las producciones españolas, en muchos casos superior al de países tan cercanos como Francia.España tampoco se ha salvado del cierre de teatros que asola a toda Europa y, durante la última década, ha perdido 40 teatros. En 1984, fecha en que el Centro de Documentación Teatral del Ministerio de Cultura confeccionó su primera Guía teatral, España tenía censados 601 espacios teatrales. En la actualidad, según la última Guía teatral, publicada en el verano de 1992, la cifra de teatros se ha reducido a 558 espacios. Y esta reducción está presidida por una característica común: la progresiva desaparición de los teatros privados frente al aumento de los de titularidad pública.
Pero si la reducción de espacios teatrales en España se ha ido produciendo de una manera gradual, no ha ocurrido lo mismo con el descenso de espectadores, que ha sido radical, en picado. Según datos de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), hechos públicos en el Congreso Nacional de Autores de Teatro, celebrado en 1992, de 12.709.000 espectadores en 1984 se ha pasado a 5.141.000 en el año 1990; o sea, menos de la mitad.
Otro dato: en 199 1, las administraciones públicas dedicaron al teatro alrededor de 15.000 millones de pesetas. Y una cantidad no inferior ha sido la gastada en 1992, con el añadido económico todavía sin calibrar de la cultura del escaparate provocada por los fastos y carísimos espectáculos realizados a propósito (y exclusivamente, en la mayoría de los casos) de la Expo 92, Olimpiada Cultural de Barcelona y Madrid Capital Cultural europea.
La coordinación de políticas teatrales entre el Gobierno, comunidades autónomas y los ayuntamientos resulta absolutamente necesaria, según ha reconocido el propio INAEM que, a partir de este mismo año, concederá las subvenciones en una sola convocatoria y en colaboración con las comunidades autónomas.
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