El PP exige al Gobierno que el Cesid se someta al control parlamentario

El Grupo Popular volvió a pedir ayer, a través del diputado Javier Rupérez, que el Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), el principal servicio secreto español que dirige el teniente general Emilio Alonso Manglano, se someta al control parlamentario. El diputado del CDS, Manuel Alonso, planteó la misma exigencia, pero el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, no se comprometió a darles satisfacción.

La pregunta que formuló Rupérez a Solana tiene su origen en la entrevista que mantuvo el 21 de febrero en Jartum (Sudán) el jefe de la antena del Cesid en El Cairo y el comandante de la Guardia Civil Agustín Casinello Apotia con una delegación de la organización integrista palestina Hamas, encabezada por Munir Said. Este encuentro fue revelado por un portavoz de Hamas en Ammán.La reunión dio pie a Rupérez a hacer tres reproches al Gobierno. Primero aseguró que no correspondía al Ejecutivo desarrollar una labor de mediación para facilitar el retorno de los palestinos de Hamas expulsados en diciembre al sur de Líbano por el primer ministro israelí, Isaac Rabin. Solana le desmintió que hubiese tal mediación.

En segundo lugar, el diputado popular denunció "la falta de coordinación y la falta de control" del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre la acción exterior de los servicios. "Nos preocupa la fortaleza dé la acción exterior del Estado", recalcó. Lamentó, por último, que "el agente que se ha entrevistado con una organización terrorista ( ... ) responde a dictados" del Ministerio de Defensa, cuyo titular es el máximo jefe de Casinello.

Réplica

El ministro le replicó asegurando que "los servicios dependen de Presidencia del Gobierno" -sólo dependen orgánicamente de Defensa- y justificó la reunión que celebró Casinello en Jartum por la necesidad de mantener contacto, para estar informados, con todos los grupos que actúan en Oriente Próximo. Recordó que otros Gobiernos occidentales promovían entrevistas semejantes, entre ellos el de Estados Unidos, nada sospechoso de simpatía hacia los radicales.

Rupérez volvió a exigir que las Cortes tengan "capacidad de control sobre esos servicios" y expresó su pesar porque las peticiones de comparecencia del director del Cesid no hayan sido atendidas. Manglano, recordó Rupérez, sí acaba de "explicar la razón de ser de su servicio ante una radio privada". Solana hizo oídos sordos a esta petición. El director del Cesid dio, por primera vez, el martes una entrevista, concretamente a la SER.

Manglano ha acudido algunas veces ante la Comisión de Defensa, generalmente para hablar de los presupuestos del Cesid, pero nunca ante la de Exteriores. La última vez que el PP solicitó su presencia, el pasado otoño, el teniente-general fue sustituido por el ministro de Defensa, Julián García Vargas, que se comprometió a organizar una visita de su comisión a la sede del Cesid. Hasta la fecha no ha cumplido su promesa.

Las relaciones entre Exteriores y el Cesid nunca han sido fluidas. Uno de los últimos roces fue el nombramiento en 1992 por el subsecretario de Exteriores, Máximo Cajal, de agregados de Interior en una decena de embajadas. Con ayuda del vicepresidente, Narcís Serra, el Cesid logró que Cajal cancelase estos nombramientos.