El PP cree que González intentará cortar la sangría de votos en el debate del estado de la nación

El Partido Popular afronta el debate sobre el estado de la nación, previsto para los próximos 20 y 21 de abril, con la idea de que será Felipe González, el jefe del Gobierno, quien deba salir al hemiciclo, a arriesgar e intentar contrarrestar la sangría de votos que reflejan las encuestas desde el pasado otoño. Un equipo en torno al presidente del PP ha comenzado ya a trabajar en la intervención de José María Aznar. El partido concentrará sus esfuerzos inmediatos en la atracción del voto de tres sectores que considera prioritarios: jóvenes, pequeños y medianos empresarios, y tercera edad.

A casi un mes del gran debate político anual en el Congreso de los Diputados, Aznar ha puesto a los colaboradores y asesores más cercanos a trabajar en su preparación. Los populares son conscientes de que ambos líderes políticos se juegan mucho en el envite, sobre todo después del éxito que Aznar cosechó en las encuestas tras el debate sobre el desempleo.La dirección del PP cree que en esta ocasión parte con cierta ventaja porque "es González quien debe salir a la arena a arriesgar y a frenar la imparable sangría de votos".

Aznar está convencido de que en esta ocasión, y dado el planteamiento de rendimiento de cuentas del debate, no se le podrá criticar por no dar alternativas concretas a las propuestas del Ejecutivo. El presidente del PP argurnenta que la misma acusación de falta de alternativas se hacía al centro derecha francés y no le ha impedido arrasar en las urnas.

Contra Serra

Aznar rechaza también, según declaró el lunes en Barcelona, que el papel de la oposición sea asesorar o "estimular" al Gobierno, como pidió el vicepresidente, Narcís Serra. "Es el único vicepresidente de un Gobierno europeo que jamás ha tomado la palabra en el Parlamento. ¿Por qué tengo yo que estimular a Serra? Que se estimule él como pueda o como sepa".Los populares creen que "González no lo tiene nada fácil" en el debate y que la táctica de buscar el cuerpo a cuerpo y atacar frontalmente al centroderecha, demandada por el Grupo Parlamentario Socialista, "puede ser interpretada fácilmente por la opinión pública como un intento de escurrir el bulto y eludir responsabilidades" sobre una situación económica muy complicada. En el entorno de Aznar existe la convicción de que "hay demasiados cadáveres en el armario", en referencia al aumento del número de parados, como para que González pueda permitirse acudir simplemente a la descalificación de la oposición.

La dirección del PP ha decidido convertir el debate en un empujón decisivo para la aspiración de Aznar de ganar las elecciones. La labor de la oposición en el ámbito parlamentario se completará con el lanzamiento de un tema de desgaste para el Ejecutivo prácticamente cada semana, mediante mociones o interpelaciones a los ministros.

Los principales esfuerzos del PP se concentrarán en provincias donde según las encuestas hay escaños en disputa por márgenes estrechos y en comunidades autónomas de interés estratégico. Entre estas últimas destacan Cataluña y Andalucía, adonde Aznar viaja con frecuencia desde finales del año pasado, consciente de que sin un tirón electoral en ambas es difícil fraguar una victoria.

La dirección del partido ha diseñado también una estrategia sectorial de atracción del voto. Para el PP, el voto joven es el que puede empujar una alternativa de cambio. La labor de atracción de jubilados y pensionistas se justifica porque pueden ser un sector sensible a lo que el PP califica de "estrategia del miedo" del PSOE, en torno al futuro de las pensiones. Para el PP, las pequeñas y medianas empresas son las más perjudicadas por la crisis económica y, al mismo tiempo, las únicas capaces de crear empleo en el futuro, por lo que es necesario un esfuerzo especial hacia este sector.