EL norte de Italia no puede aprovechar la devaluación de la lira por la recesión
Los ricos empresarios del norte de Italia están reaccionando con una mezcla de decepción y preocupación ante la fuerte caída de las exportaciones a su tradicionales mercados europeos, seriamente afectados por la recesión económica. Los resultados de las grandes empresas italianas serán este año especialmente malos, a pesar de la devaluación de la lira en más de un 25% frente al marco alemán desde el pasado mes de septiembre. Mientras tanto, las investigaciones de la Magistratura de Midán siguen (desvelando la magnitud de un escándalo de corrupción política y económica sin precedentes en Europa.
Los condottieri de la economía italiana no pudieron ocultar su alegría el pasado otoño mientras la lira se derrumbaba frente al resto de las monedas europeas. La devaluación y posterior salida de la lira del SME mejoraban notablemente la competitividad de sus productos en los mercados comunitarios, y los grandes empresarios del Norte (Agnelli, De Benedetti, Benetton, Ferruzi, Berlusconi) pensaron que era la ocasión para aumentar su cuota de mercado en el exterior y, de paso, reducir sus fuertes existencias. Sin embargo, seis meses después las exportaciones se han reducido de forma considerable en los países que tradicionalmente compraban sus productos.La confirmación de que las economías de Alemania y Francia (los dos primeros importadores de productos italianos, con más de un 35% del total), han entrado en un periodo de recesión ha acabado con las esperanzas de grandes y pequeños empresarios del norte de Italia. Todavía no hay datos precisos de la balanza exterior de los primeros meses del año, pero las impresiones de los expertos no dejan lugar a dudas sobre la situación. Rolando Polli, socio director de la filial italiana de la firma de consultoría internacional McKinsey & Company, explica así el problema: "La recesión en Alemania está teniendo unos efectos muy negativos sobre la empresa italiana, que no es capaz de aprovechar la ventaja competitiva de una moneda devaluada".
Desde su lujoso despacho de: la plaza del Duomo de Milán, con las mejores vistas de la ciudad a través de su ventana, Polli insiste en que el tradicional empuje de los empresarios del norte de Italia se está viendo frenado por diversos factores. "Además de la falta de demanda de productos en Alemania, Francia, Reino Unido y España", afirma, "los altos tipos de interés y la falta de un marco laboral adecuado han reducido la competitividad de la empresa italiana. Las grandes compañías no están reaccionando con la agilidad esperada y tan sólo las medianas y pequeñas se mantienen en su línea de agresividad".
Diferencias, pero menos
En el Norte, sobre todo en Lombardía, se concentra más (le la mitad de la industria privada italiana. Desde la todopoderosa Fiat, con base en Turín, hasta las empresas. medianas de alimentación o muebles, o las pequeñas de confección y calzado, todas ellas extienden una amplia zona de influencia que aseguraba prácticamente el pleno empleo en la zona y convertía la región en una de las más prósperas de Europa. Sin embargo, la crisis institucional derivada de las revelaciones sobre la corrupción (surgida precisamente en Milán, auténtica capital económica y financiera de Italia), unida a la recesión internacional y la fuerte caída de la demanda interna en todo el país, están haciendo mella en las cuentas de estas compañías. Las diferencias con el Sur siguen siendo enormes, pero el empuje de los años precedentes ha caído en saco roto.
El director de una de las escuelas de negocios más prestigiosas de Europa, la Universidad de Bocconi -situada en pleno casco urbano de Milán-, Franco Amigoni, explicaba a este periódico que "a pesar de que la fama internacional de la economía italiana ha venido de la mano de los grandes y conocidos empresarios, el verdadero tejido industrial del país reside en la pequeña y mediana empresa". A su juicio, estas compañías siguen respondiendo a los problemas actuales, pero se encuentran muy solas ante la magnitud de la crisis. "No hay que olvidar" añade Amigoni, "que el sector de servicios en Italia, sobre todo la banca y los seguros, no está a la altura de las circunstancias y que el sector público se encuentra bloqueado por el escándalo de la corrupción". Nuevos problemas que añadir a los ya expuestos.
Hervidero de abogados
Respecto al escándalo de la corrupción, todos los días aumenta el número de políticos y empresarios afectados por la investigación de la Magistratura. El Palacio de Justicia de Milán, a menos de diez minutos de paseo de la grandiosa catedral gótica recién restaurada por el Ayuntamiento, sin alcalde (el máximo responsable de la política local tuvo que dimitir por el escándalo de Tangentópolis), es un hervidero de abogados y periodistas en busca de noticias. El director financiero de la Fiat, Francesco Mattioli, y varios altos ejecutivos del grupo público de energía, ENI, permanecen en la prisión de San Vittore, mientras los fiscales de Milán continúan con su exhaustiva investigación.
Giorgio Podo, director de Estudios Económicos de la Fiat, no quiere comentar, en Turín, la marcha del proceso en el que se ha visto implicada su empresa (cada día hay nuevas revelaciones sobre la trama exterior de la Fiat para poder pagar en Suiza el impuesto revolucionario a los principales partidos políticos italianos), pero no puede negar que la crisis institucional está afectando a la situación de la compañía. "Es cierto que el escándalo nos ha salpicado", explica Podo, "pero nosotros seguimos con nuestros planes de expansión y confiamos en ganar cuota de mercado por la mejora de competitividad derivada de la devaluación de la lira y la moderación salarial tras el pacto social del pasado mes de julio".
Todos confían en que tras los nueve referendos convocados para el 18 de abril (entre ellos, el de la reforma de la ley electoral), el país llegue a la normalidad. Pero hasta ahora los resultados no son nada halagüeños ni para los ricos empresarios del norte de Italia.
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