Edouard Balladur se perfila como primer ministro, según los planes de Chirac
Jacques Chirac preparaba ayer los dossiers, como gustan decir los políticos, para un encuentro con su socio Valéry Giscard d'Estaing en la recta final de la segunda vuelta electoral del próximo domingo 28 y de la formación del nuevo Gobierno de mayoría aplastante la semana entrante. Chirac y Giscard ya saben quién es el candidato indiscutido a primer ministro si el ex Dios, François Mitterrand, no arma jaleo. Se trata de Edouard Balladur.
A los 61 años, el alcalde de París, Jacques Chirac, cuyo sueño, según la lengua viperina del periodista Serge July, es llegar a convertirse en el cardenal Richelieu, va camino de serlo, al menos en los papeles, durante el periodo teórico de dos años que separan las elecciones legislativas de las presidenciales, en mayo de 1995. Jacques Richelieu Chirac detentará el poder detrás del trono y, si no se enreda, como ya ha ocurrido en 1988, quizá consiga llegar al Elíseo. Pero, si el plan se cumple, buena parte de su suerte. dependerá del gran mosquetero de la nueva corte: Edoaurd Balladur.La relación entre estos dos hombres es fuerte como el acero, aunque Balladur no sea un aficionado de las novelas de Alejandro Dumas. Poco a poco, Chirac, que no ha abandonado un solo momento su pasión por el Elíseo desde la noche misma de la derrota a manos de un eufórico FranQois Mitterrand, hace ahora cinco años, ha visto en Balladur el instrumento idóneo y leal.
Devaluación del franco
En 1986, Balladur fue nombrado ministro de Economía y Finanzas del Gobierno de Jacques Chirac, devaluó en los primeros días de abril de aquel año el franco francés y se peleó duramente con los alemanes en diciembre de aquel año, cuando la moneda francesa seguía siendo objeto de una fuerte especulación.
Las privatizaciones de Balladur, moderadas, no habían logrado restablecer la confianza de los mercados. Finalmente, los alemanes aceptaron, en enero de 1987, revaluar el marco un 3%.
"Balladur es un hombre pragmático que ya ha devaluado el franco. La economía francesa tiene buenos datos macroeconómicos, pero a largo plazo Alemania puede reponerse y volver a sobrepasar a Francia. Si el nuevo Gobierno, como quiere Balladur, va a unir el franco en mayor medida al marco alemán, será necesario antes una devaluación. Mi escenario es una devaluación después del verano del 8% y luego fluctuación del 1% entre el franco y el marco", explica Alison Cotrell, una analista de Londres para Midland Capital Markets que suele acertar a menudo sobre los movimientos en el mercado de cambios.
La pregunta es: ¿podrá esperar Balladur hasta después del verano con la recesión en Francia? "Los alemanes no harán nada hasta que el Reino Unido y Dinamarca se pronuncien sobre Maastricht. Por tanto, tendrá que ser después del verano", explica Cotrell.
Balladur ha convencido a Chirac sobre un punto crucial para aislar a los enemigos que lideran, dentro del RPR, Philippe Seguin y Charles Pasqua. Se trata de la relación francoalemana y de la futura unión económica y monetaria. Pero Edouard Balladur no es un teórico: si las exportaciones francesas, como ya es evidente, retroceden y el superávit de 1992 se convierte en déficit en 1993, envolverá la devaluación en papel brillante.
Litigios internos
Por otra parte, una política de este tipo, con una baja de los tipos de interés en Francia, podría resolver, definitivamente, los enfrentamientos internos dentro del RPR. Pasqua y Seguin, que de momento están callados por razones de oportunidad, se avendrían a un pacto más estratégico.
El problema mayor es François Mitterrand. Si el presidente de la República confía a Jacques Chirac el puesto de primer ministro, ¿le responderá que no? El líder del RPR juega esta partida de póquer, pasatiempo que dice odiar, con la ventaja que le da la victoria aplastante que seguramente confirmará la segunda vuelta del próximo domingo día 28 de abril.
Si le perdona la vida a Mitterrand, esto es, no hace ruido exigiendo su dimisión, el líder de la derecha estará en condiciones para determinar quién será el primer ministro. Balladur tiene otras dos ventajas: es un hombre del agrado tanto de Giscard como del presidente Mitterrand.
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