El Gobierno de El Salvador confía en que la amnistía no dañe su imagen internacional
El Gobierno salvadoreño se mostró confiado en que la lluvia de críticas que sufre a consecuencia de su precipitada amnistía para los responsables de las mayores matanzas perpetradas durante la guerra civil no va a condicionar su actual imagen ante la comunidad internacional. Óscar Santamaría, ministro de la Presidencia, afirmó que apoyar una amnistía no supone ningún coste político.
Sin embargo, las censuras al Gobierno de Alfredo Cristiani se suceden dentro y fuera del país. Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz, calificó la amnistía aprobada el sábado por la derecha salvadoreña en el poder como un precedente para la impunidad. También se pronunció Álvaro de Soto, el asesor especial de Naciones Unidas para El Salvador, quien insistió en que las recomendaciones de la Comisión de la Verdad deben cumplirse.El Gobierno de Cristiani, que en enero se negó a expulsar del Ejército a más de 100 oficiales acusados de delitos de sangre, defiende que lo que ocurrió durante 12 años en El Salvador debe ser objeto de borrón y cuenta nueva, por lo que se opone a que los inculpados, principalmente la actual cúpula militar, se deban someter a la justicia antes de ser perdonados.
La amnistía aprobada el sábado por los sectores más derechistas del Gobierno salva a los militares de tener que reconocer sus crímenes y de verse obligados a abandonar el poder, que siguen ostentando hasta el momento sin ningún pudor. Es el caso del viceministro de Defensa, Juan Orlando Zepeda, señalado como uno de los inductores de la matanza de los jesuitas, y el ministro de Defensa René Ponce, cuya dimisión presentada hace diez días aún no ha sido aceptada.
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