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Aplastante triunfo del centro-derecha en la primera vuelta de las elecciones francesas

Desastre de los Verdes mientras ka ultraderecha de Le Pen se convierte en la tercera fuerza

JAVIER VALENZUELA, El centro-derecha obtuvo ayer una victoria histórica en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas. Con casi el 40% de los votos, la coalición de gaullistas y centristas se situó en disposición de contar con un mínimo de 440 de los 577 escaños de la próxima Asamblea Nacional y prometió una cohabitación dura con el presidente François Miterrand. La humillante derrota del Partido Socialista (PS), que no superó el listón del 20% de los sufragios, deja al presidente Mitterrand en precaria situación para emprender su segunda experiencia de cohabitación con un Gobierno de centro-derecha. La catástrofe de la izquierda se completó con el inesperado descalabro de los ecologistas y el avance del ultraderechista Frente Nacional.

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"Mitterrand debería sacar las consecuencias de esta votación", dijo anoche Alain Juppé, secretario general de la gaullista Agrupación para la República (RPR). No obstante, Juppé se declaró convencido de que Mitterrand "no las sacará y se empeñará en seguir en su puesto". "Puesto que Mitterrand no quiere escuchar el deseo de cambio de los franceses, la cohabitación será extremadamente dura", adelantó François Bayrou, secretario general de la Unión para la Democracia Francesa (UDF).El PS obtuvo el peor resultado en unas legislativas desde su fundación en 1971. "Ha sido una ruda sanción debida al paro, los escándalos, las decepciones y el desgaste del poder", reconoció su primer secretario, Laurent Fabius. "Estoy triste, no creo que nos hayamos merecido esto", dijo Michel Rocard, que obtuvo un mal resultado en su feudo de ConflansSaint-Honorine.

Fabius pidió a sus electores que, en la segunda vuelta de las legislativas, el domingo próximo, voten a "cualquier candidato de izquierdas, ecologista o progresista" que tenga alguna posibilidad de arrancar un escaño. "Hay que vitar que la próxima Asamblea Nacional sea la más de derechas de la historia francesa", dijo.

No hubo sorpresas, excepción hecha del resultado obtenido por os ecologistas, notablemente inferior al que anunciaban los sondeos. Cuando iba escrutado el 95% de los votos, los verdes apenas habían arrancado el 7,62% de los sufragios, y fueron superados por el ultraderechista Frente Nacional y por el Particio Comunista.

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La ventaja de los gaullistas sobre los centristas favorece a Balladur como futuro primer ministro

Viene de la primera página

Con ese porcentaje casi definitivo del 95% escrutado, la coalición RPR-UDF obtuvo el 39,74% de los sufragios; el PS el 17,74%; el ultraderechista Frente Nacional, el 12,35%, y el Partido Comunista el 8,96%. El escaso resto fue para los candidatos independientes.

Si los electores franceses no corrigen de modo espectacular su decisión de la primera vuelta, la próxima Asamblea Nacional conocerá la más aplastante mayoría de derecha de la historia de la V República. Las proyecciones realizadas anoche por los institutos de opinión otorgaban a la coalición RPR-UDF entre 440 y 485 de los 577 escaños; al PS entre 50 y 85; al PCF entre 10 y 22; al Frente Nacional, entre 2 y 5, y a los ecologistas uno, como máximo. Esos resultados y la correlación de fuerzas en el tándem conservador de gaullistas y centristas dan más verosimilitud a los vaticinios preelectorales de que el próximo primer ministro francés será el neogaullista Edouard Balladur.

La coalición RPR-UDF obtuvo en la primera vuelta la mayoría absoluta en unas 70 circunscripciones, por lo que se adjudicó de modo automático sus escaños. La gran mayoría de sus dirigentes cuenta desde ayer con un acta de diputado. El PS no consiguió arrancar ningún escaño en la primera ronda.

Los grandes hechos de la primera jornada de las legislativas fueron: el hundimiento humillante del PS por debajo del listón simbólico del 20% que él mismo se había fijado; la confirmación de la aplastante mayoría de centro derecha; la terrible decepción de los ecologistas y la demostración de buena salud del Frente Nacional. Pese a la mediocridad de la campaña electoral, la participación, que estuvo muy cerca de alcanzar el 70%, fue superior a la de la primera vuelta de las legislativas precedentes, las de 1988, que se situó en el 65,7%.

Derrota indisimulable

Los socialistas no intentaron disimular su derrota. Pierre Bérégovoy, el primer ministro, la atribuyó al paro e hizo un llamamiento desesperado a los electores de izquierda para que se movilicen en la segunda vuelta. "Hay que impedir que la victoria de la derecha sea aplastante", dijo. Fabius calificó los resultados de "ruda sanción" y pidió a los electores socialistas que voten en la segunda vuelta a "cualquier candidato de izquierda, ecologista o progresista" que tenga posibilidades de conseguir un escaño.

En el Elíseo el sentimiento era de "sorpresa" ante la amplitud de la victoria de la derecha, según informó un portavoz del palacio presidencial. Unos cuantos fieles rodeaban al presidente y compartían con él un bufé de charcutería, espárragos y pescado.

Una dura polémica estalló en el seno de la familia socialista. Fabius acusó a Rocard de "inoportuno" y "desmovilizador" al haber anunciado que los socialistas apoyarían unilateralmente a los ecologistas en la segunda vuelta. Pensando también en Rocard, que durante toda la campaña se desmarcó de Mitterrand y del PS, Fabius dijo que la responsabilidad del fracaso es "colectiva". Lionel Jospin confesó que los socialistas han perdido su "identidad" y están "divididos y fragmentados".

Los líderes del centro derecha acogieron los resultados con satisfacción pero sin triunfalismo. "No debemos caer en un exceso de optimismo", dijo Jacques Chirac, presidente del RPR. "Nuestra victoria es evidente, pero tenemos que seguir convenciendo a más franceses", dijo Valéry Giscard d'Estaing, líder de la UDF. "Hoy los franceses han expresado sobre todo su rechazo de los socialistas; ahora debemos transformar ese rechazo en adhesión a nuestro programa", declaró Charles Millon, diputado de la UDF. "No hemos conseguido una gran victoria", reconoció Alain Madelin, vicepresidente de la UDF, recordando que el centro derecha obtuvo más o menos los mismos resultados en las dos legislativas precedentes.

El centro derecha reiteró su intención de aplicar estrictamente su programa de Gobierno. "Este es el final de la gestión socialista", declaró Giscard. "Hemos recibido un mandato de los franceses, un mandato radicalmente diferente del de los socialistas, y tenemos que aplicarlo", dijo François Leotard.

La jornada electoral representaba también una especie de primarias en el seno de la coalición RPR-UDF. A medianoche, los institutos de opinión afirmaban que los neogaullistas de Chirac habían superado ligeramente a los centristas de Giscard. La perspectiva de que Edouard Balladur sea el próximo ocupante del Hotel Matignon tomó así más cuerpo.

Los ecologistas estaban muy deprimidos. No acertaban a entender cómo su anunciado buen resultado electoral se había transformado en un formidable pinchazo en hueso. "Qué brutal decepción", dijo Alain Lipietz, de Los Verdes. "No me lo esperaba", confesó Brice Lalonde, presidente de Generación Ecología. Pero Lalonde dijo a continuación: "Es un retroceso pasajero, tomemos una copita porque vendrán tiempos mejores". La gran mayoría de los candidatos ecologistas fue eliminada en la primera vuelta, al no haber superado el listón del 12,5% exigido para pasar a la segunda.

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