_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Enfrentamiento entre el norte industrial y el sur agricola

El enfrentamiento entre el norte industrial y el sur agrícola se ha agudizado en los últimos meses debido al nuevo tratamiento comercial dado por la Comisión de las Comunidad Europea al plátano producido en sus territorios, en los territorios de los países de Asia-CaribePacífico (ACP) y en el área del dólar (países centroamericanos, más Colombia y Ecuador).El Mercado Común europeo de seis miembros de 1957 dio un trato de importación especial al plátano y al café verde mediante dos protocolos anexos al Tratado de Roma, productos que interesaban respectivamente, por un lado, a Alemania y, por otro, a Italia y a los países del Benelux.

El protocolo del plátano concedió a Alemania un volumen de plátanos libre de derechos de aduana basado en las importaciones de 1956, revisable durante los 12 años del periodo de transición. El volumen se fijó en 290.000 toneladas al año, pudiendo ser incrementado en años sucesivos en un 50%, calculado sobre la diferencia importada en el año inmediato anterior y la cuota base. El contingente, de acuerdo al protocolo, podía ser modificado o suprimido por el Consejo de Ministros a propuesta de la Comisión.

Así, el protocolo anexo del plátano del Tratado de Roma ha permitido a Alemania ¡mportar esta fruta de países terceros sin gravámenes arancelarios y ha competido en precios con la fruta proveniente de zonas de altos costes de producción de los países comunitarios, de países ACP y de territorios de ultramar franceses. Esta situación privilegiada de Alemania frente a sus socios comunitarios le ha permitido que su consumo per cápita alcance los 14-15 kilos al año, frente a los ocho kilos del Reino Unido o los 10 de España. Claro está, esta diferencia de consumo es comprensible si se comparan los precios en los diferentes países citados.

Aranceles

El 17 de diciembre de 1992 el Consejo de Ministros de las Comunidad Europea incluye el plátano dentro. de la Organización Común de Mercados (OCM), aplicando unos complejos sistemas de aranceles, contingentes tarifarios y licencias para la importación de plátanos de terceros países, mientras que mantiene: la exención de derechos arancelarios para las importaciones tradicionales de esta fruta proveniente de los países ACP. Huelga mencionar que las producciones comunitarias y de ultramar francesas no sólo están exentas de gravámenes, sino que, de acuerdo con la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) de Mayo de 1992, se trata de maximizar- su ingreso, ya no a través de sobreprecios sostenidos artificialmente en los mercados, sino a través de ayudas directas a la renta del agricultor platanero basándose en cuotas asignadas y sólo éstas sujetas a compensación y que: deberán ser las siguientes- islas Canarias, 420.000 toneladas; Guadalupe, 150.000; Martinica, 219.000; Madeira, 50.000; Creta, 15.000 toneladas.

En cambio, se instituye un contingente para las importaciones originarias de países terceros, comúnmente llamados del área del dólar, y de acuerdo al siguiente reglamento tarifario:

- Hasta dos millones de toneladas, derechos arancelarios de 100 ecus por tonelada.

- El exceso de este volumen, 850 ecus por tonelada.

- El 66,5% de los dos millones de toneladas está destinado, a través de licencias, a comercializadores de plátanos de terceros países y de países no tradicionales ACP cuya actividad se desarrolló entre 1989 y 1,991.

-El 30%, destinado a comercializadores también de 1989 a 1991 de plátanos propios y de países ACP tradicionales.

- El 3,5%, destinado a ¡mportadores establecidos en territorios comunitarios que comercializaron esta fruta procedente de otras regiones en 1992.

Para analizar la repercusión de las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros de la Comunidad y comprender el rechazo a las mismas por parte de siete presidentes de países Productores de plátano reunidos en Guayaquil (Ecuador) el 10 de febrero de este año, se debe tomar en consideración que los países del área del dólar han sido los proveedores tradicionales de los mercados comunitarios. La importación de plátanos de Iberoamérica en la CE, en miles de toneladas, ha sido la siguiente: en 1976, 1.084; en 1986, 1.252; en 1987, 1.365; en 1988, 1.600; en 1989, 1.744; en 1990, 2.010, y en 1991, 2.400.

Inaccesible

Evidentemente, el contingente tarifario de sólo dos millones de toneladas, con las exigencias de permisos de importación y licencias, limita las exportaciones de plátanos de los países del área del dólar hacia los mercados comunitarios, puesto que, más allá de ese volumen con derechos de aduana de 8 50 ecus por tonelada, el plátano de esas procedencias adquiere con los aranceles precios elevados que lo convierten en inaccesible para el consumo. De este modo, no es de extrañar que los agricultores del área del dólar, a través de sus presidentes en la reunión de Ecuador, hayan protestado airadamente la decisión del Consejo de Ministros de la Comunidad.

Tampoco los agricultores comunitarios se encuentran satisfechos con la decisión del Consejo de Ministros. Ellos saben que, dentro del contingente tarifario del primer segmento, el de los dos millones de toneladas, los derechos de aduana de 100 ecus cada una, no constituye óbice para que sus producciones sean marginadas por el plátano americano, con precios más bajos y, si no de mejor calidad, al menos de mejor presentación que el comunitario. La ventaja que tiene el productor comunitario es que recibirá compensaciones entre el precio CIF global de referencia y el precio medio de sus plátanos comercializados durante un periodo de referencia, deducidos los costes de transporte y de entrega FOB.

En consecuencia, la guerra del plátano se ha desatado, pero es una guerra balcánica que no ha colmado las aspiraciones ni de propios ni de extraños. Cada país, por defender su parcela, sus intereses, ha olvidado los intereses y los usos o costumbres del mercado. Habrá que esperar que los hechos se produzcan para sacar conclusiones acerca de la decisión última del Consejo de Ministros. Habría que preguntarse, cuando se hayan agotado las importaciones de los dos millones de toneladas y se haya desabastecido el mercado, ¿se podrán aplicar los 850 ecus de derechos de aduana?

Por otra parte, los Gobiernos de los países exportadores de fruta del área del dólar, llevados por la corriente neoliberal que les arrastra, no han tomado en consideración la complejidad de aplicar 9a libertad del mercado" en el sector agrícola comunitario siempre protegido. Entre otros, éste ha sido el caso de la agricultura insular canaria, cuya protección ha dado lugar para que se desarrolle aún con costes más elevados la producción del plátano, sector del que viven alrededor de 80.000 personas, con una cifra global de negocios de cerca de 40.000 millones de pesetas, constituyendo, después del turismo, la principal fuente de ingresos de ese territorio, muy por encima del tomate y de otros renglones de exportación. Además, Latinoamérica parece no haber comprendido que el mundo se ha dividido en bloques; uno de ellos es el europeo, el cual ordena su comercio en su beneficio, de igual manera que próximamente el bloque formado por Estados Unidos, México y Canadá cerrará sus fronteras a terceros países en beneficio propio.

Motivo de discordia

En todo caso, el plátano, fruta típicamente exótica, ejemplar de producciones de países en desarrollo, se ha convertido en la manzana de la discordia del norte industrializado, del norte proteccionista y del Estado protector frente al sur en desarrollo, neoliberal e imbuido por la corriente norteamericana de un capitalismo a ultranza, en donde se preconiza -y no siempre se practica- la competencia perfecta o casi perfecta, sin tomar en cuenta que esta seudolibertad en las producciones primarias no lleva sino a producciones por encima de la demanda y, por ende, a la baja de precios. ¿Acaso estas sobreproducciones agrícolas no son causa y efecto del deterioro de los términos de intercambio entre los productos de la industria y los de la agricultura? ¿No sería mejor una organización común de mercado con cuotas y sin derechos de aduanas, que trate de nivelar la oferta con la demanda y mantenga así la renta del productor agrícola? ¿No sería mejor crear una organización común de mercados a nivel internacional, extrapolable a otros productos primarios, que agrupe a productores y consumidores y fije precios remuneradores para los primeros y equitativos para los segundos?

Mientras el norte y el sur no lleguen a acuerdos internacionales sobre precios de productos agrícolas que permitan mejorar las rentas de los agricultores de los países de menos ingresos, no se acabará con la inestabilidad política y económica del mundo en desarrollo, que repercute en el mundo desarrollado y que es la causa de conflictos bélicos del presente y que puede recrudecerse en el futuro.

Finalmente, se debe mencionar que la decisión del Consejo de Ministros de la Comunidad, al haberse inclinado por establecer recargos impositivos elevados a la entrada de esta fruta, encarecerá el producto con la consecuencia inmediata de la caída del consumo, y así contradice un estudio realizado por la propia CE en 1963, Serie desarrollo de productos tropicales, en el que se menciona que el aumento del consumo del plátano es función de cuatro variables: a) incremento demográfico, b) aumento del ingreso, c) variación de precios y d) decisiones políticas tales como acuerdos, contingentes, etcétera.

Alfredo Valdivieso Gangotena fue embajador de Ecuador en España.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_