Vocación de 'pararrayos'

A Gluliano Amato nadie puede negarle en estos momentos un profundo sentido de sus deberes para con el Estado. Ningún otro tipo de motivos podrían ya justificar, en efecto, su permanencia al frente de un Gabinete que no puede proporcionar ninguna satisfacción a quien lo preside. Es un Gobierno que ha sido vaciado de poder y contenido por los mismos partidos que lo sostienen.Las últimas horas han dado pruebas suficientes de que ser hoy primer ministro en Italia procura continuos fracasos y sinsabores personales. Posiblemente, por ello, nadie parece desear realmente la sustitución de Amato. Pero tampoco está claro que sus ministros tengan la misma vocación de sacrificio.

"El Gobierno no quiere hacer de pararrayos. No nos dejaremos crucificar sin resistencia", afirmó al término del Consejo de Ministros de ayer Francesco Merloni, ministro de Obras Públicas, que es uno de los que advirtieron que la suerte del Gabinete sigue pendiente de cómo reaccione hoy el Parlamento a la intervención prevista de Amato. Pero el primer ministro parece ver las cosas de otro modo ya que, en contra de lo anunciado por alguno de sus ministros, ayer mismo nombró a Valdo Spini -el candidato de la oposición interna socialista para sustituir a Bettino Craxi que fue derrotado por Giorgio Benvenuto- ministro del Ambiente, em sustitución del dimisionario Carlo Ripa di Meana.

Merloni insistió también en que un elemento decisivo para la continuidad del Gabinete había sido la petición en ese sentido que el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, había formulado a Giuliano Amato, llamado con urgencia por el jefe del Estado cuando estaba a punto de iniciar un Consejo de Ministros que se pensaba estaba abocado a la dimisión inmediata.

"Giovanni Conso [el ministro de Justicia] no ha abordado el problema de su dimisión [sobre el que ha dicho estar meditando], porque somos todos solidarios. Si dimitimos, dimitiremos a la vez", declaró Merloni.

La continuidad del Gobierno fue solicitada ayer expresamente por democristianos y socialistas, cuyo secretario, Giorgio Benvenuto, afirmó que hay que evitar una crisis en el vacío, sin un previsible recambio. También la pidieron todas los sindicatos.