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Joselito recupera la tradición de torear gratis en Madrid la corrida de Beneficencia

El matador de toros José Miguel Arroyo, Joselito, asegura que a sus 23 años, y tras seis de alternativa, ha alcanzado la madurez imprescindible, como persona y como torero, para afrontar los mayores retos. Dispuesto a despegar definitivamente en 1993, se ha comprometido a actuar gratuitamente -"soy el último torero romántico" dice- en solitario frente a seis toros en la corrida de Beneficencia, de Madrid, que se celebrará el 11 de junio.

El diestro madrileño señala que esta decisión es literalmente un doble sueño para él: "Por un lado, para cualquier matador torear este festejo, que es el más importante de la temporada, significa la máxima aspiración; pero además es que la idea la soñé el pasado invierno durante mi campaña americana, y se lo dije a mi apoderado Enrique Martín Arranz, al que le pareció bien". La idea también encajó a la perfección en el Consejo Taurino de la Comunidad de Madrid, organizadora del festejo, donde al recibir la oferta se aceptó por unanimidad y con entusiasmo según dice su presidente, el consejero de Cooperación de la Comunidad, Virgilio Cano.Joselito regalará sus emolumentos, incluidos los de televisión, al hospital provincial Gregorio Marañón, beneficiario de este festejo desde sus inicios. "Así, el nombre de la corrida será real", bromea el diestro, "y mis compañeros me odiarán porque a ver quién es el guapo que a partir de ahora se atreve a quedar mal intentando cobrar en futuras ediciones. Pero a mí nunca me importó el dinero. Como dice Enrique, mi apoderado, soy el último torero romántico".

Esta definición ocupará gran parte de la charla con Joselito, quien afirma casi a coro con su apoderado que él es la única figura actual que se atreve con un gesto así en Beneficencia, cuyo último ejemplo fue el de Paco Camino en 1970: "Ese sí que era un figurón sensacional", comenta Joselito. Y añade que él tampoco necesitaba meterse en un lío así, "pues tengo hecha la temporada con las 70 corridas que quiero torear cada año y que mi apoderado lleva ya apuntadas", lo que corrobora su mentor, el hombre que lo recogió y enderezó su dificil infancia hasta entonces, una vez fallecido el padre del torero y escapado éste del domicilio de su madre; una época de la que Joselito se muestra reacio a hablar: "Para qué, si ya la sabe todo el mundo".

Setenta tardes

El madrileño asegura que esa cifra de 70 tardes es más que suficiente: "Si yo quisiera, haría más de 100 paseíllos, como otras figuras que torean en los pueblos, en plazas portátiles y lo van a hacer hasta en la terraza de su casa con tal de sumar actuaciones y rebañar dinero. Yo los respeto, pero ni lo he hecho ni lo haré. Primero, por dignidad hacia la afición, pues es imposible estar bien tantas tardes, y segundo, porque se copan y roban los puestos de los jóvenes. Si los que ya lo somos les quitamos el pan copando esas plazas, ¿cómo van a destacar? A mí me han hecho ofertas millonarias para torear ahí y siempre las he rechazado, como tantas otras cosas que me han ofrecido a cambio de mucho dinero y que desprecié por no parecerme dignas. Igual en vez del último romántico soy el último tonto, dadas las normas sociales de la actualidad, que se basan sólo en ganar dinero como sea y que odio, pero es lo mismo; soy así, no voy a cambiar y eso me enorgullece".El torero analiza lo que puede ser su actuación en la corrida de la Beneficencia y, curiosamente, no se muestra optimista: "Es muy dificil triunfar, porque tienen que embestir al menos la mitad de los toros, porque puede pesar la responsabilidad, por el aire... No creo que haya más de un 30% de posibilidades de convertir el gesto en una gesta, pero estoy harto de que me consideren la eterna promesa y debo sacarme la espinita de Madrid, mi tierra, la plaza en la que me ha pasado todo lo importante: la revelación como novillero, la primera y única salida a hombros, la primera cornada gravísima y las primeras broncas, porque pocas veces he estado bien, lo admito".

El coletudo presume de haber elegido, por fin, toros de al menos dos divisas consideradas duras y a las que siempre rehuyó, las de Victorino Martín y Pablo Romero. El resto de los toros pertenecerá a las ganaderías de Sepúlveda, Salvador Domecq, Baltasar Ibán y Torrealta: " Una gama amplia para al menos demostrar la variedad que soy capaz de desarrollar".

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