La oposición de Scalfaro obliga al Gobierno de Italia a estudiar una nueva 'ley del perdón'
El primer ministro italiano, el socialista Giuliano Amato, anunció ayer que su Gobierno volverá a estudiar hoy la llamada "solución política" al escándalo de la corrupción, con el fin de atender la recomendación de introducirla por vía de un proyecto de ley, que no tendrá efectos hasta que lo apruebe el Parlamento. Dicho consejo fue formulado el domingo por el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, quien se negó a firmar un decreto-ley aprobado por el Gabinete para despenalizar, con efectos retroactivos, todas las infracciones de la ley de financiación de los partidos políticos.
La carta que el presidente Scalfaro dirigió a Giuliano Amato para devolverle el paquete de medidas aprobadas el viernes, "incluye argumentos de fuerte peso constitucional", según reconoció ayer el primer ministro italiano. "Yo no creo que una reforma electoral pueda resolver por sí sóla el problema de Tangentópolis, pero sí entiendo que, entre las discusiones que proliferan en un país donde queda poca racionalidad, entre los remedios posibles, la reforma de la ley electoral es el más importante", añadió el primer ministro."Tal vez en Italia seamos los pioneros de la inestabilidad política europea de los años noventa, un proceso que se extiende", dijo en Verona, un Amato que los últimos días ha dejado traslucir un innegable cansancio, pero que se resiste a poner en cuestión la continuidad de su Gabinete.
Ayer, cuando también fue pitado y llamado "bufón" por los estudiantes de la Bocconi de Milán -un prestigioso Instituto de Economía- ni siquiera quiso comentar la dimisión del ministro del Ambiente, Carlo Ripa de Meana, que, por desacuerdo con la llamada "ley del perdón", dejó el domingo un Gobierno que, según afirmó, "tiene los días contados". "Todavía no he leído su carta", comentó Amato frente a esta cuarta deserción registrada de su Gabinete en menos de un mes. En ocasiones anteriores, la sustitución del ministro saliente se planteó con una urgencia comparable a la permanente precariedad de este Ejecutivo.
Tampoco hizo Amato comentario alguno sobre la difícil situación de su ministro de Justicia, Giovanni Conso, un jurista católico e independiente de los partidos que se ha jugado todo su prestigio en la fallida "ley del perdón" aprobada el viernes. El ex presidente de la República, Francesco Cossiga, pidió ayer la dimisión de Conso, cuya peripecia describió de este modo: "Conso es un jurista que no conoce el ambiente político. Le han puesto en medio, y le han jorobado. Un Gobierno que, en un tema tan delicado, omite la consulta preventiva al jefe del Estado para buscar el consenso es, como poco, imprudente, y no debe ofenderse si alguno, tal vez con poco garbo, lo define como irresponsable".
El propio ministro de Justicia reconoció ayer en su Turín natal que está meditando su dimisión, aunque la situación del país no se lo permite."Final feo"
"Amato tiene tendencias golpistas, usa su conocimiento de la Constitución para saltársela a la torera", dijo el ideólogo de la Liga Norte, Gianfranco Miglio, quien estimó que el Gabinete ,está teniendo un final feo". Mientras, el líder neofascista, Gianfranco Fini pedía la "dimisión inmediata del Gobierno".
Pero las críticas del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, la oposición mayoritaria, han sido mucho más prudentes. Su líder, Achille Occhetto, en un programa televisivo del domingo por la noche, insistió en atacar al Gabinete en un nivel "formal" porque "no logra comunicar con lo que quiere la gente más que en el de los contenidos programáticos".
Tal actitud de Occhetto parece el reflejo de una tendencia mayoritaria a que Amato siga en su cargo hasta los referendos previstos para abril, pero bloqueado: poco podrá hacer en el terreno económico, con un Gobierno dividido en torno a las privatizaciones, y ya se ha visto lo que ha dado de sí la solución política al problema de Tangentópolis.El verdadero problema es que, salvo la Liga o las izquierdas y derechas extremas marginales, ningún partido comunica mejor que el primer ministro Amato con el terremoto de opinión que el escándalo de la corrupción política ha generado en la calle. Prueba de ello fue la lentitud con la que todos los partidos, incluído el PDS, reaccionaron a las medidas del pasado viernes.
"En la decisión del presidente Scalfaro (de no firmar los decretos) ha contado mucho esa sublevación popular. Si se hubiera ido adelante, la gente se habría alejado aún más de las instituciones", comentó ayer Gerardo D'Ambrosio, número dos de la magistratura milanesa, que añade: "Ahora, nuestro trabajo puede continuar como antes, sin parálisis".
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