Irán acusa a Israel de estar detrás del atentado contra las Torres Gemelas
Irán acuso ayer a Israel de estar detrás del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York que causó cinco muertos el pasado 26 de febrero. Radio Teherán reflejó la preocupación en las esferas del Gobierno de Alí Mbar Hachemi Rafsanyani. "Las huellas digitales del Mosad [los servicios secretos israelíes] son bastante visibles en el atentado de Nueva York" dijo en un comentario en que Teherán acusa abiertamente a Israel de provocar "un shock con fines propagandísticos para desviar la atención internacional de su decisión de deportar a más de 400 palestinos al sur de Líbano en diciembre pasado.
Irán parecía ayer haberse adelantado a las conjeturas que podrían surgir del atentado de Manhattan tras la detención de al menos dos musulmanes próximos a los círculos islámicos de Nueva York. En los cálculos iraníes no parece descartable del todo la posibilidad de que, tarde o temprano, la policía norteamericana halle rastros capaces de involucrar a la república islámica por su apoyo a los movimientos revolucionarios que actúan con una bomba en una mano y el Corán en la otra. Al fin y al cabo, el Gobierno de Estados Unidos acaba de designar a Teherán como el Gobierno más peligroso del mundo por sus supuestas "conexiones terroristas".
En la capital iraní y en algunas capitales árabes, no se considera una casualidad que esta acusación -sin apoyo, por supuesto, de pruebas- se haya lanzado siete días después del atentado en Nueva York. Irán, dicen expertos en las turbulentas relaciones entre Washington y Teherán, vuelve a ser el objetivo de una campaña orquestada hace tiempo en Washington.
Carrera armamentista
De pronto, la situación de los derechos humanos en Irán vuelve a concentrar la atención internacional. Ello ocurre poco después de que Occidente percibiera en la modernización de las Fuerzas Armadas iraníes (la compra de tres submarinos rusos fue el detonante) alarmantes síntomas de una "peligrosa carrera armamentista", sin mencionar la magnitud y efectos de. los millonarios y más recientes contratos firmados entre Estados Unidos y el Reino Unido con los árabes del Golfo.
Añádase el renovado clamor internacional a favor del escritor Salman Ruslidie y las acusaciones turcas de que Irán fomenta una campaña de asesinatos sin fronteras. La bomba en Manhattan y la detención de musulmanes, se dice en círculos en Oriente Próximo, no son sino el prólogo de lo que investigadores norteamericanos podrían dentro de poco llamar "la pista iraní".
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