El episcopado equipara la regulación de la eutanasia en el proyecto de Código Penal con el genocidio nazi

Es equiparable al genocidio nazi. Así entiende el Comité Episcopal para la Defensa de la ida la despenalización parcial de la eutanasia prevista en el proyecto de (Código Penal, en trámite parlamentario. La eutanasia, para este comité, es un homicidio, como dice el nuevo catecismo de la Iglesia católica. No tolera la adjetivación de eutanasia activa o pasiva; ambas son repudiables si buscan la muerte. Entiende, no obstante, que no es admisible el "encarnizamiento terapéutico" y defiende, recuperando la doctrina de Pío XII (1939-1958), que la utilización de narcóticos, como la morfina, aunque aceleren la muerte.

El Comité Episcopal español para la Defensa de la Vida, que preside el cardenal Narcís Jubany, presentó ayer la publicación La eutanasia, 100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos, estructurado de forma similar al editado hace dos años sobre el aborto. Durante el acto, el periodista Ramon Pi y el jurista Benigno Blanco, laicos y miembros de este comité episcopal, equipararon la futura despenalización parcial de la eutanasia con el genocidio nazi. Pi señaló que Holanda ha sido "el primer país occidental" en despenalizar parcialmente la eutanasia, "después de la experiencia nazi". Criticó asimismo, implícitamente, la regulación prevista en el proyecto de Código Penal español, porque dejará "sin castigo penal" a unos "particulares que den muerte a otros particulares".El proyecto de Código establece que la eutanasia activa, si es producida "por la petición expresa, seria e inequívoca" del enfermo irreversible, estará penada con entre seis meses y tres años de cárcel. "Puede llegar [la penal a ser sólo de seis meses de prisión; la misma que el Código Penal establece para la caza de especies protegidas", ilustró con contenida indignación Blanco, que protagonizó con Pi una conferencia de prensa durante la que la palabra eutanasia no fue utilizada en su acepción etimológica -buena muerte- .Fue utilizada con un contenido ideológico, entendiendo la eutanasia como una acción para acabar con la vida.

El jurista abundó en la equiparación con el genocidio nazi y la situación social que la precedió. "Las décadas anteriores a la toma del poder por Hitler y a la puesta en práctica del programa eutanásico alemán hubo toda una doctrina científica, jurídica y filosófica que fue haciendo que calase en la sociedad la idea de que existen vidas inútiles. Ese mismo proceso, desde parámetros ideológicos muy distintos, se está produciendo hoy día", señaló. "Si se aprueba, este proyecto de Código Penal, se introducirá una mentalidad de progresiva admisibilidad práctica de la eutanasia como consecuencia del escaso valor que da al moribundo el legislador", sentenció Blanco.

La conferencia de prensa estuvo presidida por el equívoco o las zonas grises. Así, los miembros del comité episcopal explicaron cómo el doctor Juan Vallejo-Nágera optó, al conocer su enfermedad, por no medicarse contra el cáncer que causó su muerte con sesiones de quimioterapia o radioterapia. Aceptó un tratamiento sintomático, con analgésicos para combatir el dolor, para afrontar un diagnóstico que le concedía dos meses de vida. Este decisión, a juicio (le los miembros del comité episcopal, no se correspondía con una actitud suicida, de acuerdo con la terminología que emplea la Iglesia católica, o con la eutanasia pasiva. "Preferiría que no me obligara a decir si es esto o es más allá. Soy un sacerdote. Este caso, qué medios tenía para curarse. Cuáles era los medios proporcionados o desproporcionados. Yo no lo puedo decir. Los medios proporcionados hay obligación en conciencia de usarlos; los desproporcionados, no", respondió el cardenal Jubany. "La enfermedad era irreversible", añadió Jesús Póveda, médico y miembro del comité. "Nada tiene que ver con el suicidio esperar a la muerte cara a cara" completó Blanco.

Alimentación artificial

¿Y el caso del joven británico que falleció el pasado jueves después de permanecer cuatro años en estado vegetativo y tras una dura batalla de sus padres para lograr que fuera desconectado el sistema de alimentación artificial que le mantenía con vida? ¿Es legítimo a la luz de la doctrina de la Iglesia? "No tengo respuesta a su pregunta", dijo Ramon Pi tras señalar que no existe frontera para establecer cuándo empieza una fase terminal, una situación ,les gravísiva o desesperada". "Es imposible determinar una casuística", abundó. "La casuística no puede estar prevista por una norma moral", señaló Jubany, que calificó la eutanasia de práctica "brutal, totalitaria y absolutamente inhumana".

El texto episcopal, que no menciona en ningún momento la eutanasia pasiva, aunque implícitamente la tolera, considera lícito rehúsar o renunciar a tratamientos posibles cuando se sabe que son ineficaces, aunque sea sólo parcialmente. Tolera asimismo que un paciente terminal se niegue a nuevas operaciones quirúrgicas si no hay esperanzas de tener posteriormente mejor calidad de vida y el uso de narcóticos, aunque aceleren secundariamente la muerte, siempre que el fin sea calmar los dolores y no acortar la vida.