Siete premios Nobel se interrogan sobre la complejidad de los mecanismos de la vida
La complejidad de los mecanismos biológicos de la vida sigue asombrando, muchos años después de hacer descubrimientos fundamentales en biología, a los premios Nobel de medicina y de química que intervinieron ayer en el Curso de Avances en Medicina celebrado hasta hoy en Las Palmas. La evolución es como un milagro, la inmensidad del universo nos hace reflexionar; cuanto más se observa la naturaleza, más se encuentran cosas que parece imposible que existan, afirmaron varios de los participantes, que expusieron algunas de estas rarezas biológicas, como las proteínas infecciosas o las bacterias que viven a la temperatura del agua hirviendo.Los asistentes al curso de la Universidad de Las Palmas, en profesionales o estudiantes de medicina y enfermería, pudieron repasar ayer sus conocimientos de biología molecular y genética al seguir las densas exposiciones sobre temas tan variados como la evolución o la enfermedad de Kuru que brindaron seis de los Nobel. Severo Ochoa, el único español premiado en ciencias, vivo, cerró la sesión.
El francés Jean Dausset, de 77 años, impulsor del centro que sirve hoy de referencia en Europa para el Proyecto del Genoma Humano, aseguró que la filosofía de la medicina del siglo XXI será predecir la susceptibilidad a determinadas enfermedades en un individuo para prevenir su desarrollo. El suizo Werner Arber matizó que los valores cambian. "Nos damos cuenta del problema, pero es difícil decir ahora sí o no a cosas concretas y que esta postura sea permanente".
Canibalismo
Carleton Gadjusek, de 70 años, estadounidense, tiene 54 hijos adoptivos, la mayor parte en Papúa Nueva Guinea, donde descubrió la enfermedad de Kuru, una encefalopatía causada por una proteína derivada a su vez de una mutación genética, cuya extensión se debía en las islas a las prácticas de canibalismo. "Este tipo de encefalopatías amiloides se están encontrando en todo el mundo", explicó. Una causa similar es la que provoca la llamada enfermedad de las vacas locas en el Reino Unido.Hamilton Smith, estadounidense de 61 años, se centró como Arber en las bacterias y sus mecanismos de evolución y transformación de su material genético. El francés Francois Jacob, de 72 años, prefirió hablar de la morfogénesis o desarrollo del ser vivo a partir de una sola célula, un campo que sigue resistiéndose a los esfuerzos de los científicos por desentrañar sus mecanismos.
La atención del estadounidense Christian Anfinsen, de 77 años, se centra ahora en unas bacterias (P. furiosus) descubiertas en el mar junto a una isla volcánica italiana. La capacidad de sus enzimas para estar activas a más de 100 grados centígrados las hace interesantes para una compañía japonesa de sake, que financia ahora sus investigaciones.
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