"No encontramos novia, pero que nos suban el trigo"
Los ocho solteros de la peña El Sisello, de Leciñena (Zaragoza), se han subido de madrugada al autobús de la marcha verde. A las 11.00 desembarcan con las pancartas en Madrid. Estos cuarentones se toman con humor la protesta y hasta culpan de su soltería al Gobierno. "El patrimonio no da para mantener una familia", dice José Mariano. "No encontramos novia, pero por lo menos que nos suban el trigo", añade Luis."Aunque nos paguen el trigo, nos quieren subir el pan. Arriba, abajo, el Gobierno nos quita el trabajo", canta por megafonía el soriano Eliseo, adicto a la jota política. Otros paisanos. arrastran un arado de hace medio siglo. "Nos dejan así. A 2 pesetas nos pagan las patatas", ilustra Ireneo García. Los valencianos traen una orquestina y los músicos se adoman con ramos de naranjas. Total, no pierden mucho: "Nos pagan a 12 pesetas el kilo", dicen los vecinos de Godelleta.
El humor no esconde la indignación airada de los hombres y las mujeres del campo. "Es la tercera vez que me manifiesto en Madrid y no vale para nada. Habrá que hacer algo más serio, como cortar las vías", se queja con rabia el aragonés José Seral.
"Si el ministro dice que sobramos la mitad de los agricultores, pues que nos jubile a los 55 años con 150.000 pesetas de sueldo, como a los de las fábricas, y no con las 50.000 que nos dan. Si, además, le dan trabajo a mis hijos, yo le regalo mi hacienda al ministro Solbes", propone la navarra Julia. "Pedro, nada reSolbes", reza una de las pancartas más suaves.
"¡Ladrones!", espeta José María Robres ante la embajada americana. "Son los responsables. Para que ellos vivan, tenemos que morir nosotros", explica. Un poco más allá, el murciano Domingo Martínez, de 61 años, contempla por primera vez Madrid. "Tiene buena pinta, pero mejor venir en otro plan que a pedir limosna". Los leridanos pasean el ataud del "agricultor español deshauciado".
Hay añoranza del pasado ante un presente negro. "Con Franco estábamos 200 veces mejor", asegura Luis Tinajas, de Carrasco (Cuenca). Los jóvenes no están para referencias históricas. "Quiero seguir en el campo, pero me pagan a 180 pesetas el kilo de vaca viva", se queja el vallisoletano Miguel Ángel Serrano, de 31 años.
Mientras tanto Joaquín Serra, de Almassora (Castellón) tienta la suerte y compra un décimo en Doña Manolita: "Confío más en la lotería que en este Gobierno".
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