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Diagnostico precoz: avances y lagunas

La escasa formación oncológica de los médicos españoles, gran escollo para bajar la mortalidad

En Estados Unidos se cura el 45% de los cánceres. En Europa, 10 puntos menos (35%); y en España, algo menos que en Europa. Es decir, uno de cada dos españoles con cáncer podría curarse; pero esa proporción se convierte, con suerte, en un enfermo curado por cada dos que sucumben al mal. La paradoja aumenta si se tiene en cuenta que los hospitales españoles tienen tratamientos idénticos a los norteamericanos. El principal problema es lo tarde que llegan los pacientes a los servicios de oncología. ¿El motivo? La escasa formación de médicos generales y especialistas no oncólogos. "La población no tiene donde acudir", afirma Hernán Cortés-Funes, oncólogo en el Doce de Octubre, de Madrid.El término cáncer engloba más de 200 patologías diferentes que comparten características comumes. La capacidad para diseminarse por todo el organismo, la temible metástasis, es una de ellas. Desde esta perspectiva, el tiempo es uno de los elementos más valiosos para luchar contra el mal: cuanto antes se diagnostique que y se trate, más difícil será que las células cancerosas se diseminen por el organismo. En esa lucha contra el tiempo es donde se producen las mayores lagunas "El destino de un paciente neoplásico con frecuencia depende del primer médico que le asiste", senala Manuel González Barón jefe de la unidad de oncología del hospital La Paz, en Madrid, en abierta referencia a la escasa formación sobre cáncer de los médicos generales y especialistas aje nos a ese campo.

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El problema no es liviano si se tiene en cuenta que uno de cada cuatro españoles padecerá algún tipo de cáncer a lo largo de su vida. Las estimaciones para el año 2000 sitúan esa cifra en uno de cada tres. El ataque al cáncer, por ello, se realiza desde múltiples frentes.

"Se está realizando un ensayo con 15.000 mujeres de distintos paises para ver si un fármaco, el tamuxifen, previene el cáncer de mama, pero es algo que está por demostrar a largos años. En lo único que realmente se ha avanzado desde los años cincuenta es en el diagnóstico precoz. El cáncer de mama se puede curar en el 60% de los casos. Con diagnóstico precoz se llegaría al 99%" afirma José María Román, senólogo en el Clínico San Carlos de Madrid. "Las campañas de de tección precoz son eficaces para reducir la mortalidad por cáncer de mama y útero, pero quedan aún muchos problemas por re solver", señala, por su parte José Ramón Ricoy, director general de investigación y Formación en el Ministerio de Sanidad

Marcador tumoral ideal

En efecto, hay intentos de conseguir el marcador tumoral ideal -aquel que aparece en sangre sólo y cuando hay cáncer de mama- "El CA-15.3 parece que es el que se aproxima más", apunta Román. Entonces basta ría con un análisis de sangre para detectar el cáncer. Hasta que esto se consiga, el diagnóstico precoz se basa en la revisión periódica de grupos masivos de mujeres. Con programas así se encuentran seis cánceres ocultos por cada 1.000 mujeres explora das. Pero campañas de este tipo aún son la excepción en España, sólo el Gobierno navarro ha tomado esa medida. El problema radica en la escasez de personal entrenado para evaluar correcta mendé las pruebas. "Creas una demanda que no puedes atender y, simultáneamente, una angus tia en la población", afirma Ro mán. Lo cierto es que tanto en el Doce de Octubre como en el Clí nico la lista de espera para ma-mograflas es de un año. Una espera que puede ser mortal.En el terreno de los tratamientos, la cirugía sigue siendo básica: "El 22% de los pacientes oncológicos tiene una supervivencia superior a los cinco años atribuida a la cirugía sola", dice Ricoy. 'Tas curaciones vienen por las combinaciones racionales de distintas armas. La historia natural de la enfermedad es muy variable y, paradójicamente, los cánceres más agresivos, como las leucemias agudas, son los más quimiosensibles, los más dominables desde un punto de vista niédico", apunta González Barón.Lo cierto es que los especialistas siguen basando su estrategia terapéutica en métodos tradicionales -la radioterapia se usa aproximadamente en uno de cada tres pacientes- ante los lentos avances de la inmunoterapia. "En cáncer, la gente está es-perando algo similar a lo ocurrido con las enfermedades infecciosas cuando surgieron los antibióticos. Pero aquí es diferente; es una enfermedad multicausal de la que se conoce el desarrollo, pero no el origen. La traducción a efectos prácticos,de las investigaciones básicas no se ve fácilmente, los máximos resultados que ha dado han sido identificar sustancias que frenan o aceleran el desarrollo del tumor: las citoquinas, interleuquina 2", señala Cortés-Funes.

Cuando se descubrió esa última sustancia "se pensó que se había llegado a la panacea, pero yo he dejado de trabajar con ella porque da sólo resultados puntuales y son programas muy costosos", continúa Cortés-Funes. El problema, a su juicio, radica en que los espacialistas aún no saben administrar esa sustancia. "El organismo la genera de forma fisiológica, pero aún no sabemos darla de forma que el cuerpo la tolere y utilice; presenta además muchos efectos secundarios. Hay tanta expectación que los laboratorios comercializan rápidamente los productos sin que se puedan utilizar como fármacos". Un ensayo clínico con 56 pacientes tratados con interleuquina 2, en el que participó este oncólogo, mostró "un nivel de respuestas positivas, 14%, muy bajo", según los datos publicados en el European Journal of Cancer.

"Insultos ambientales"

"La mayoría de los cánceres no son hereditarios, pero puede existir una tendencia heredada a reaccionar mejor o peor a los insultos ambientales que, como el tabaco, son el principal factor desencadenante del cáncer". Ésta afirmación de Ángel Pellicer, biólogo molecular, deja poco lugar a dudas sobre el papel que ocupan las investigaciones sobre los factores ambientales.

En esta línea se orientan investigaciones epidemiológicas como el, Estudio prospectivo europeo sobre dieta, cáncer y salud, realizado en siete países (España, Francia, Italia, Reino Unido, Grecia, Holanda y Alemania). Aprobado en 1992 y financiado por el FIS, el estudio prevé el seguimiento durante 10 años de 50.000 donantes españoles de sangre. En la investigación, coordinada por el hospital San Jaime de Barcelona, participan centros de Asturias, Andalucía, Murcia, Navarra, País Vasco y Cataluña. Las pruebas a los donantes se realizarán con dos intervalos de tiempo: a los cinco y los diez años. Entre los datos estudiados figuran la alimentación, consumo de tabaco, procreación, profesión, deporte e historia clínica.

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