El secreto que nadie desvela

Pese a que las cifras de recaudación han alcanzado finalmente un nivel muy apreciable, nadie en Hollywood es ajeno a la frustración del cine americano del 92. Considerables éxitos como El guardaespaldas o Drácula no han logrado ganarse los elogios de casi nadie. Es, sin embargo, una modesta película británica, The crying game, dirigida por Neil jordan, la que se ha convertido en sensación de este final de temporada. Ha obtenido cuatro candidaturas para los premios Oscar.

La historia del éxito de The crying game en Estados Unidos es lo más parecido a una fábula moralizante que puede darse en el descarriado pragmatismo del mundo del cine.Decepcionado por el fracaso de sus dos últimos filmes-, después de saborear el éxito de sus dos primeras producciones, Neil Jordan volvió al Reino Unido para rodar The miracle, una modesta película que no sirvió para aliviar su desesperación ante el cine. "Cada vez las películas que se rodaban eran peores y más 3, más dificil poner en pie algún proyecto interesante", así que Jordan se recluyó en su casa de Dublín y sobre la mesa del despacho encontró un cuento que había escrito algunos años atrás. En menos de dos meses aquel cuento se convirtió en el guión de The crying game.

Con bajo presupuesto, producción británica y gracias a la colaboración de amigos personales del director como los actores Forest Whitaker (Bird) o Miranda Richardson (Bailar con un extraño, El sueño del mono loco), Nell Jordan pudo rodar este thriller anticonvencional cuyo estreno en Estados Unidos ha sido un éxito rotundo.

En menos de dos meses, proyectada en cerca de 200 salas, The crying game lleva recaudados más de 12 millones de dólares cifra considerable teniendo en cuenta que se trata de una película de distribución independiente. Pero, lo que es más relevante, ha recibido los elogios casi unánimes de la crítica, se ha colocado en todas las listas de las 10 mejores películas del año y se presenta como la gran sorpresa para la cercana ceremonia de los premios Oscar.

Pero donde The crying game no tiene competencia es en los comentarios generalizados de la industria de Hollywood. No es considerada tan sólo la película más original del año, sino que también es reveladora de los síntomas que afligen más acusadamente al enfermo cine americano. Esta pequeña película británica aporta en una adocenada cartelera las dosis necesarias de sexo, conflicto interracial y violencia.

El planteamiento de la historia es sencillo: el IRA secuestra a un soldado británico. Durante el confinamiento, el prisionero entabla amistad con uno de los terroristas y le pide que si terminan por matarlo vaya a ver a su novia. A partir de ese momento, la trama argumental experimenta un sorprendente giro que la distribuidora ha rogado a público y prensa que no desvele, misterio que se ha convertido en la mejor y más rentable estrategia publicitaria del año. La frase que acompaña a los anuncios se ha tornado, por una vez, en realidad: "La película de la que todos hablan, pero cuyos secretos nadie desvela".