Mariscal mete en un laberinto a los niños japoneses
Un parque recreativo nipón construye una atracción diseñada por el dibujante valenciano
El fondo del mar es un eterno sueño infantil. Los niños anhelan poder jugar con las burbujas y los peces, encontrar tesoros ocultos y descubrir los rincones que sólo las sirenas conocen. El dibujante Javier Mariscal, el padre de Cobi, ha creado Acuarinto -un laberinto de paredes transparentes que recrea un peculiar mundo marino- para un parque de atracciones en Nagasaki (Japón). Un total de 22 nuevos personajes protagonizan la película interactiva que describe a los niños este mar, en el que, además de peces, hay pájaros, demonios y malabaristas. "Es algo tan antiguo como jugar otra vez al escondite" dice Mariscal.
"Quiero que cuando los niños se despierten por la mañana no recuerden muy bien dónde han estado. Que no sepan si fue un sueño o si fue una película, un juego o un cuento. Quiero que se les mezcle su experiencia física con lo que en el cerebro han almacenado, y que lo recuerden como un sueño". Javier Mariscal describe el efecto que producirá Acuarinto en los niños pomo el de una droga psicodélica. El dibujante habla de burbujas gigantes, efectos de luz y agua, olas hippies y un mundo poético bajo el agua. "Los niños japoneses son como todos, y van a alucinar".Todo empezó cuando los directivos japoneses del centro recreativo de Huis Ten Bosch, en Nagasaki, se dieron cuenta de que en su tranquilo y gigantesco parque -que reproduce una ciudad holandesa con molinos, campos de tulipanes, canales, palacios, restaurantes, hoteles y una réplica exacta del Museo Staedelijt, entre muchas otras cosas- no había un lugar especial para los niños. Poco después. de la inauguración hace un año de Huis Ten Bosch (que significa La Casa del Bosque), los japoneses comenzaron los primeros contactos con el estudio de Javier MariscaI. En cuatro meses puso en marcha el proyecto. "Lo que les decidió fue ver el concepto de operación interactiva del pabellón que Mariscal y el arquitecto Alfredo Arribas crearon en el Museo de la Ciencia de Barcelona", comenta Eusebio Nomen, gerente del estudio Mariscal. "Entonces nos dieron carta blanca", añade.
Aburrido
"Huis Ten Bosch es un parque muy aburrido", dice Mariscal, que ha vuelto a trabajar con Alfredo Arribas. "A los japoneses les emociona la idea de poder estar en pocas horas en Holanda, pero con su comida y su idioma".Acuarinto, que se inaugurará en el mes de junio, consta de tres partes: la película interactiva, el laberinto y una tienda con más de 500 artículos relacionados con este mundo. La película, realizada mezclando imágenes en dos y tres dimensiones, ha sido una de las partes más laboriosas y caras del proyecto: su producción ha costado más de 100 millones de pesetas. Dura 55 minutos y consta de 45.000 dibujos y 72.000 fotogramas, hay 50 secuencias y una media de 15 planos por cada una. "La película de Disney La bella y la bestia sólo ha aplicado en una secuencia, la del baile, este nuevo sistema de animación, nosotros lo hemos hecho en toda la película", señala Roger Cabezas, director de Animática, el equipo que realizado las ideas de Mariscal.
En la película el niño toma todas las decisiones, pero es la mascota del pabellón, Nina -una niña vestida de holandesa y con cara de Cobi- la que protagoniza el filme. Nina y el niño se encontrarán, como Alicia en el país de las maravillas, con los 22 personajes de la historia (Robotín, Pie grande, Dimoni, Gusanin, Berengeno, Espermin, Raspas, Pulpito o Joe). Y caerán e un un río de lava de mil colores, en un bar en el infierno, en el polo Norte -en el que se hacen ricos helados-, en una casa de color rosa, en una pradera marina o en un circo.
Tras la película se llega al laberinto en sí y el niño tendrá que hacer solito el viaje. Paredes transparentes llenas de agua, burbujas y plantas marinas. Un camino marcado por un suelo brillante y en relieve, serpenteado por pequeñas piedras y figuras de bronce que recuerdan al que Judy Garland recorría en El mago de Oz. Tres actores -de Els Comediants-, disfrazados como los niños, pasearán por el laberinto. "Los actores animan a jugar a los niños, a entrar y a salir si se pierden", explica Mariscal, que ya ve muy lejos su primera idea del proyecto: arenas movedizas, tempestades y túneles de vapor. Una idea que resultó tecnicamente poco factible y que "asustó un poco a los japoneses".
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