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La corrupción en Italia provoca la dimisión de los ministros de Finanzas y de Sanidad

El democristiano Giovanni Goria, ministro de Finanzas italiano, relacionado por la prensa con un fraude bancario cometido hace 16 años, presentó ayer su dimisión, apenas una hora antes de que la dirección del Partido Liberal (PL) anunciara la renuncia del ministro de Sanidad, Francesco de Lorenzo. Todo ocurrió cuando en el Senado terminaba un debate en el que el primer ministro, el socialista Giuliano Amato, dijo que el Gobierno seguía 4fporque es preciso evitar el vacío".

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Lo más probable es que Amato no esperara todavía a esa hora sobre las tres de la tarde de ayer, las dimisiones que estaban a punto de llegarle. Un tercer ministro indagado por presuntos hechos de corrupción, el socialista Carmelo Conte, responsable del Departamento de Urbanismo, pasó a ser el centro de toda la atención, ya que se preveía muy difícil que pudiera mantenerse en su puesto ignorando las actitudes de Goria y De Lorenzo.Amato parecía así abocado a renovar sustancialmente su Gabinete, sólo cuatro días después de haber tenido que sustituir con premura al ex ministro de Justicia, el también socialista Claudio Martelli, acusado de haber percibido fondos del Banco Ambrosiano por un amigo de su ex líder y en la actualidad rival político, Bettino Craxi. Esto da idea de las dificultades que representan las investigaciones judiciales sobre la corrupción política para la estabilidad del sistema italiano.

Los sucesos de ayer no fueron, sin embargo, precipitados por ningún descubrimiento espectacular dentro de las pesquisas relativas a los ministros cuestionados, que, por otra parte, lo eran desde hace meses y por hechos ajenos a la financiación de los partidos políticos. Ninguno de ellos había demostrado disposición alguna a dejar voluntariamente el Gabinete.

Goria, que a sus 49 años ha sido ministro económico casi ininterrumpidamente desde 1981 y presidente del Gobierno en 1987-1988, fue interrogado por los magistrados que se ocupan de un fraude bancario realizado en 1976, según él, en calidad de testigo, pero, según informaciones de la prensa italiana, como posible inculpado. Era el que parecía más sólidamente asentado en su puesto.

A De Lorenzo, de 56 años, médico, y también con una larga experiencia de Gobierno, le fue abierto el pasado otoño un sumario por el llamado cambio de votos -el mismo presunto delito en el que ha sido implicado Carmelo Conte-, después de que la magistratura de Nápoles encontrara numerosas cartas de recomendación firmadas por el ministro e incluso intentara confiscar los ordenadores en los que presuntamente guardaba los registros de sus votantes, lo que dio lugar a un incidente.

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De Lorenzo, el más expuesto

De Lorenzo era el más expuesto a la furia anticorrupción, sobre todo desde que la Cámara de Diputados autorizó, el pasado jueves, su procesamiento. No obstante, aseguró que no dimitiría, y el PL anunció que saldría de la mayoría, precipitando la caída del Gobierno de Amato, si el ministro de Sanidad era forzado a abandonar el cargo.

Pero a primera hora de la mañana de ayer, los carabineros detuvieron a Ferruccio De Lorenzo, médico, anciano padre del ministro, que, pese a sus 88 años, seguía siendo presidente de un organismo de previsión dependiente del Ministerio de Trabajo.

El padre del ministro quedó inmediatamente bajo arresto domiciliario por haber cobrado presuntamente una comisión Ilegal de casi 1.700 millones de liras (unos 150 millones de pesetas) relacionada con la venta de un inmueble a un organismo público.

La detención de Ferruccio De Lorenzo, viejo militante liberal como su hijo, empujó al PL, el único partido del Gobierno que no había sido aún implicado en manejos financieros ilegales, al centro del ciclón de la corrupción política. Mientras, la dimisión del ministro De Lorenzo se hacía inevitable. Su colega Giovanni Goria lo entendió, y, probablemente por ello, se anticipó con una renuncia que nadie esperaba, al menos para ayer mismo. "De Lorenzo ha dimitido, porque ha ocurrido un hecho que le ha privado de serenidad operativa en un momento en el que la Sanidad atraviesa un periodo controvertido", anunció Alfredo Biondi, vicepresidente del PL, aludiendo al descontento de los que, frente a una reforma sanitaria en curso orientada a reducir drásticamente el gasto público, gritan con frecuencia "el dinero se lo llevaron ellos", en referencia a los políticos.

Goria, por su parte, insistió en que no tiene ningún sumario abierto y en que se le acusa vagamente por un fraude que él mismo denunció. "Es intolerable que no se reaccione y que ni el Gobierno logre alejar de sí las sospechas ni los partidos tutelen la dignidad de sus exponentes inocentes", afirma en la carta de dimisión dirigida al primer ministro, Giullano Amato.

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