El primer ministro intentará aguantar y acelerar la "ley del perdón"
El socialista Giuliano Amato, presidente del Gobierno italiano, se mostraba anoche dispuesto a resistir, sustituyendo a los dos ministros dimisionarios como muy tarde mañana, y acelerando la llamada ley delperdón, que daría una salida política al problema de estabilidad que plantean las investigaciones judiciales. Mientras, el secretario de la Democracia Cristiana (DC), Mino Martinazzoli, el otro pilar del Gabinete, afirmaba que la crisis podría no ser inevitable. Pero no se excluía que el Gobierno llegue a dimitir.Pidieron insistentemente el relevo Achille Occhetto, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), y el resto de la oposición, tanto de izquierda como derecha, que ya se había expresado en ese sentido durante el debate celebrado en el Senado sobre la reciente dimisión del ministro de Justicia, Claudio Martelli.
La experiencia de ayer hará probablemente que las nuevas dimisiones no se debatan, al menos mientras resulten cotidianas, como ocurrió en una jornada que también registró la renuncia de Giusi La Ganga, portavoz de los diputados socialistas, al que le fue abierto ayer un sumario, y la detención del portavoz del ex secretario de la DC Arnaldo Forlani.
"Respeto el principio de la legalidad", dijo Amato en el debate, "violado con frecuencia y sistemáticamente por la política hasta el punto de suscitar la indignación de los ciudadanos. Por ello son necesarias medidas, pero el Parlamento debe pedir legalidad a todos, sin prevaricaciones ni interferencias, pero también con el debido respeto, al código de procedimiento penal".
El ministro de Justicia, el socialista Giovanni Conso, afirmó ayer, por su parte, que "es posible" que la ley que evitaría la cárcel, aunque bajo pena de inhabilitación, a los políticos que confiesen sus delitos, podría estar a punto antes de dos meses.
