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Reportaje:

El Doce de Octubre se cura en salud

Situación de colapso y hacinamiento en las urgencias del gran hospital

El servicio de urgencias del hospital Doce de Octubre presenta desde hace días un aspecto desconsolador. Hay enfermos por todas partes y las camillas se han apoderado de los pasillos. El caos se agudizó el pasado lunes. Los sanitarios no dieron abasto ese día para atender a tanto enfermo como llegaba al hospital, saturado de pacientes y sin camas disponibles. Una treintena de médicos, enfermeros y celadores quisieron curarse en salud y acudieron al juzgado de guardia. Presentaron una denuncia en la que explicaban al juez que no se hacían responsables de la vida de tantos pacientes.

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"Llevo siete horas aquí, abandonado", se quejaba ayer tarde Raimundo López, postrado en una camilla instalada en el pasillo. Por desgracia, Raimundo no era el único que mataba sus penas en una camilla. Junto a él, en el mismo pasillo y en parecidas circunstancias, había otros seis pacientes. Salvo los que disfrutaban de una cama, la bulla que había en el servicio era tal que se hacía dificil distinguir quién era enfermo y quién acompañante. Sentada en una silla estaba Victoria Beida, de 28 años: "Llevo aquí desde las doce y son cerca de las seis; vengo con un volante para que me internen, pero ya ve... ".Las seis habitaciones (19 camas en total) de las urgencias estaban saturadas. En el pasillo adyacente a ellas, donde teóricamente deben estar las mesas de los facultativos, sólo se velan camillas y pacientes que esperaban asistencia o una cama. Los biombos separaban las camillas de los pacientes de distinto sexo.

Complicaciones de salud derivadas del brote de gripe que ha aflorado en Madrid -habitual en esta época del año, según fuentes sanitarias- son la causa del inevitable desorden que azota (desde principios de mes) las urgencias de este hospital, indicaron, impotentes, fuentes de este servicio.

Hasta el propio coordinador del servicio, Fernando Gómez, reconocía ayer que la situación era desesperante. Gómez, sin embargo, no firmó la denuncia. presentada en el juzgado de guardia por algunos de sus compañeros, por entender que su contenido era excesivo y no se ajusta a la realidad ("nos resulta imposible asumir las consecuencias que en cuanto a la vida de las personas pudieran derivarse de esta situación", se decía en ella). "Hoy, martes [por ayer], hay más calma que el lunes", señaló Gómez; "aunque, indudablemente, hay un agobio de enfermos que viene de largo, ya diagnosticados, para los que aún no hay camas

No hay plazas

Gómez Se hartó el lunes de llamar a los hospitales de Madrid buscando cobijo para los pacientes que se acumulaban en el pasillo: "Sólo conseguí nueve". La masificación llegó ese día hasta el extremo de que Gómez pidió a la policía y servicios de ambulancias que desviasen las eventuales urgencias a otros centros. Y, paralelamenente, tuvo que habilitar una sala de espera, habitualmente destinada a familiares de pacientes, para alojar a enfermos. "Tengo un [paciente con un] infarto agudo en una silla de ruedas y no sé dónde meterle". Frases como ésta, dicha por un médico, se escucharon el lunes en las urgencias del Doce de Octubre.Ayer, 24 horas después, la situación era similar, aunque más despejada. No obstante, seis enfermos seguían encamados en el estrecho pasillo de las urgencias, y otros cuatro seguían acoplados en la sala de espera. Gómez ha tenido que doblar los turnos de algunos sanitarios frente al colapso.

"El problema es que el hospital está a tope y no hay bastantes camas en las plantas a las que derivarlos; por eso, a muchos pacientes ha habido que encamarlos en los pasillos", relataron ayer fuentes clínicas. Al Doce de Octubre, dotado con unas 2.000 camas, entran diariamente a través de las urgencias una media de 450 enfermos, subraya el coordinador del servicio. "Sólo un 15% son urgencias reales", asevera.

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