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Yeltsin y Jasbulátov se comprometen a llegar a un acuerdo constitucional para Rusia en el plazo de 10 días

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, decidieron ayer crear un grupo de trabajo para elaborar un pacto constitucional que termine con el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo y desbloquee la actual crisis de poder.En caso de que el grupo llegue a un acuerdo y en el plazo de diez días redacte un documento que satisfaga a las partes, Yeltsin ha propuesto convocar, a principios de marzo, una sesión extraordinaria del Congreso de Diputados del Pueblo, el máximo órgano de poder en Rusia, con un único p unto en el orden del día: ratificar el pacto, lo que automáticamente significará la postergación del referéndum estatal fijado para el 11 de abril.

La reunión celebrada en el Kremlin entre Yeltsin, que interrumpió las vacaciones que había comenzado el lunes, y su gran enemigo político, Jasbulátov, duró 20 minutos y transcurrió esta vez cara a cara, sin la participación del presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin.

Horas antes de la reunión., el presidente del Parlamento advirtió que Rusia encaraba el peligro de una dictadura. "Sólo, el fortalecimiento de los principios del parlamentarismo puede ayudarnos", declaró Jasbulátov.

Ambos políticos acordaron que hoy intercambiarían sus proyectos de pacto y nombraron a los jefes del grupo de trabajo: Nikolái Riábov, vicepresidente del Parlamento, representará a Jasbulátov, y VIadímir Shumeiko, primer viceprimer ministro, a Yeltsin. La composición del grupo de trabajo será determinada mañana.

No obstante, mientras no se llegue a un pacto constitucional, Yeltsin subrayó que el Ejecutivo continuará preparando la consulta popular que, teóricamente, debe decidir el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo. Sin embargo, la mayoría de los políticos piensa hoy que este referéndum no debe celebrarse, pues podría tener consecuencias catastróficas para el Estado.

No sólo los presidentes de las repúblicas que integran la Federación Rusa y la mayoría de los dirigentes provinciales se han pronunciado públicamente en contra del plebiscito; También en el entorno de Yeltsin aumentan las voces que advierten del peligro que entraña la consulta, para la que ya quedan menos de dos meses.

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Iniciativa suicida

"Cuando la situación económica del país está empeorando bruscamente, es simplemente suicida empujar a las masas a una lucha que por el momento sólo tiene lugar en el interior de grupos políticos", escribe Andránik Migranián, conocido politólogo y miembro del Consejo Presidencial, en un artículo que ayer publicaba Nezavísimaya Gazeta.Según Migranián, el plebiscito "además de profundizar la crisis política y polarizar a las distintas fuerzas en el Centro, dará un fuerte impulso a la desintegración del Estado, ya que muchas repúblicas y regiones decidirán no participar en él o agregarán otras preguntas a las que se propongan".

Por otra parte, Guennadi Ziugánov, que durante el pasado fin de semana fue elegido presidente del Partido Comunista de Rusia (PCR), aseguró que la nueva formación política cuenta con medio millón de militantes.

El PCR, que se declara heredero de las propiedades del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), se decantó en su congreso por las tesis más conservadoras, eligió un solo presidente y se pronunció en contra de las fracciones.

La reorganización de las filas comunistas ha causado preocupación en algunos medio reformistas, que creen que los leninistas pueden sacar provecho político de la actual crisis económica.

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