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EE UU quiere equilibrar las relaciones con Japón para proteger sus industrias

La Administración de Clinton está enviando señales tranquilizadoras al Gobierno de Japón para contrarrestar la tensión que levantaron sus promesas electorales de frenar la ventaja comercial nipona con respecto a Estados Unidos. El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, aseguró el pasado viernes que Japón "sigue siendo el socio más importante de Estados Unidos" y que la presidencia demócrata mantendrá su tradicional apertura hacia el comercio exterior. El ministro de Asuntos Exteriores japonés, Michio Watanabe, y el de Finanzas, Yoshiro Hayashi, se encuentran estos días en Washington celebrando los primeros contactos con el nuevo Gobierno estadounidense que precederán la próxima reunión del G-7.

Estados Unidos debe asegurarse también de defender las reclamaciones de la gran industria norteamericana que pide más mano dura con Japón para tratar de equilibrar la descompensación de las exportaciones de ambos países. El presidente norteamericano, Bill Clinton, manifestó la pasada semana que se debe evitar la tentación del proteccionismo pero añadió que seguirá presionando para reducir el déficit comercial entre los dos países. El desequilibrio de las exportaciones de ambos países aumentó un 14,3% el pasado año situándose en 43.6700 millones de dólares en favor de Japón.El Gobierno de Tokio anunció que haría un esfuerzo para estimular la economía doméstica y decidió la reducción de los tipos de interés a 2,5%. Batiendo un récord histórico a la baja, los japoneses pretenden equilibrar la balanza comercial entre ambos países a base de aumentar la demanda interna. Los dos gigantes mundiales se enfrentan al reto de determinar nueva pautas en el comercio internacional en el momento en el que sus economías internas atraviesan una grave crisis.

Competencia ilegal

Por su parte, los presidentes de las tres grandes empresas automovilísticas norteamericanas anunciaron la pasada semana que no presentarán una demanda judicial por competencia ilegal contra sus rivales japoneses. Portavoces de General Motors, Ford y Chrysler añadieron, sin embargo, que continuarán siguiendo muy de cerca la evolución de las importaciones. Los fabricantes de coches' norteamericanos, que han despedido en los últimos meses a decenas de miles de trabajadores, culpan a la industria japonesa de la crisis que les afecta acusando a los fabricantes nipones de vender por debajo del precio de fabricación para conseguir mayor cuota de mercado.La visita del ministro de Finanzas Hayashi coincide también con una reunión en la que los presidentes de las principales compañías norteamericanas solicitaron a los responsables del comercio exterior norteamericano que se establezcan unas cuotas de mercado para proteger las exportaciones norteamericanas. Los responsables de corporaciones como ATT, IBM, Boeing, Dow Chemical, Eastman Kodak y Chase Manhattan consideran que Japón mantiene unas barreras comerciales "invisibles" que obstaculizan la entrada de sus productos.

Las empresas norteamericanas se quejan de la falta de reciprocidad en las reglas comerciales de ambos países y argumentan que los japoneses se aprovechan de la permeabilidad de los mercados norteamericanos sin establecer concesiones a cambio. Japón importa menos bienes que cualquier otro país industrializado y mantiene una política de protección hacia sus productos.

La presión para que Clinton mantenga su promesa de endurecer la postura norteamericana con respecto a Japón se ve frenada por el temor a que nuevas medidas de presión den paso a una guerra comercial entre ambos países que dañe todavía más la deprimida economía estadounidense. La ruptura de las aparentes buenas intenciones supondría un riesgo añadido para los 600.000 estadounidenses que trabajan para las empresas japonesas establecidas en EE UU.

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