Intelectuales reunidos en París advierten del peligro para la libertad que representa un mundo unidimensional

"Estoy aquí porque tengo ganas de reflexionar con vosotros sobre la nueva condición humana en un mundo que es único y cuya unidad desearíamos construir", dijo el jueves Jean Daniel al inaugurar el coloquio Intelectuales del mundo celebrado en la Unesco bajo el patrocinio de varios periódicos internacionales, entre ellos EL PAÍS. El coloquio constató que, por primera vez en la historia humana, numerosos escritores, pensadores y artistas del Sur y el Norte, del Este y el Oeste comparten la mismos valores.Pero esa constatación fue seguida de inmediato por otra menos optimista. "Una línea de alta tensión", dijo Jean Daniel, "aísla trágicamente a los privilegiados de un Occidente próspero y poderoso de los innumerables desvaforecidos del Sur". Y sobre este aspecto se centraron las intervenciones del marroquí Tahar Ben Jelloun, el iraní Ehsan Naraghi, el ruso Pavel Lunguín, el polaco Adam Michnik, la norteamericana Susan George, el español Jorge Semprún, el hindú Dileep Pagdgaonkar y los franceses Régis Debray, Edgar Morin y Alain Touraine, entre otros participantes. -

Morin recordó su tesis de la complejidad del mundo actual. "El progreso", dijo, "es deseable, pero no es inevitable, como creían los apóstoles del liberalismo y el marxismo; es una apuesta, pero no una necesidad". El arabista Jacques Berque fue aún más lejos: "No veo que, caminemos hacia ningún nuevo orden mundial. La caída de las utopías se traduce, en el peor de los casos, por múltiples regresiones, y en el supuestamente mejor, por el triunfo del eterno presente del consumismo".

"El peligro", añadió Régis Debray, "estriba en que se ha dado alas al cinismo. Si el progreso ha muerto, todo está permitido. La ley del ganador es la de un presente reducido a sí mismo, en el que hacer dinero rápidamente y por cualquier medio se convierte en el ideal supremo del individuo. En el exterior, la ley del vencedor se disfraza de un nuevo orden mundial en el que el imperio único dicta su ley al resto del planeta, practicando con descaro el doble rasero según se sea amigo o enemigo, débil o poderoso".

Limpieza étnica

Touraine también estuvo en esa longitud de onda. "El peligro", afirmó, "es querer hacer una sociedad unidimensional, una sociedad basada, por ejemplo, en la limpieza étnica o enteramente dominada por la economía de mercado. Todo lo que no sea mezcla, contradicción y complejidad es amenazador".Ben Jelloun contó indignado cómo, en un reciente viaje a Indonesia, escuchó al dictador Suharto afirmar que los derechos humanos no son universales, sino una imposición occidental. El escritor marroquí citó luego el integrismo musulmán, "que tiene en común con el régimen militar de Suharto el aplastamiento del individuo", e invitó a "reflexionar con seriedad" sobre el hecho de que "expresa de modo erróneo sentimientos que son sinceros y populares".

Indignado por "la aceptación universal del espantoso naufragio de África", el escritor Ben Jelloun introdujo a este continente en el debate. Y protestó por "la permisividad de que disfrutan los tiranos africanos, a los que los occidentales se limitan a dar un tirón de orejas cuando son demasiado malvados".